Sinner y dos buenas noticias tras ganar a Dimitrov: primera semifinal en Roland Garros y número 1 – ABC.es

Pero todavía no está listo para retos como el que supone Sinner en este 2024. El italiano ha crecido sin prisa, sin pausa, para pelearle el liderazgo del tenis a Novak Djokovic y a Carlos Alcaraz, sobre todo con este último, pues lo supera en número de Grand Slams con dos años menos. Pero está en el camino el de San Cándido, afinadísimo en su choque de cuartos cuando había sufrido algún apagón en rondas anteriores.

No lo puso en problemas Christopher Eubanks (6-3, 6-3 y 6-4), tampoco demasiado Richard Gasquet (6-4, 6-2 y 6-4), ni Pavel Kotov (6-4, 6-4 y 6-4), pero sí notó la presión de una Chatrier en su contra y un envalentonado Corentin Moutet en octavos, pero plantó su mejorado tenis y su crecidísima confianza para lograr el billete a la segunda semana de Roland Garros (2-6, 6-3, 6-2 y 6-1).

Ya en esta ronda, chocaba con el búlgaro, cercano a sus momentos de gloria del pasado con ese puntito más de madurez y liberado de presiones externas. Pero quien voló liberado fue el italiano. Con bolas muy muy profundas, echó de la pista a Dimitrov, al que le costaba un mundo devolver con fuerza y distancia tan alejado de la línea de fondo. Con la pelota a media pista, Sinner dio pasos hacia delante para sentenciar con la derecha. Y fueron cayendo de su lado una rotura detrás de otra. Dos en el primer set, en el que apenas se vio ese revés brillante de Dimitrov, y otro más en el segundo. Y con un 88 % de puntos ganados con el primer servicio, fue imposible que el búlgaro pudiera hacer mucho para intentar revertir la situación.

Es verdad que, a pesar de que Dimitrov tiene un tenis de ver una y otra vez, un deleite y una maravilla su revés a una mano, se ha quedado algo atrás ante un tenis de potencia y fuego. Es la mezcla perfecta que necesita y que tiene de sobra Sinner, muy centrado en cada punto hasta el final, cuando tiembla con 5-4 y saque para ganar el partido. «Sabía qué me podía esperar, jugamos en Miami, es difícil jugar contra él, tiene mucho talento. Y aprecio el revés a una mano porque es mucho más estiloso. Pero es un placer jugar aquí, muchas gracias a todos por estar aquí. Mi partido ha sido muy sólido, sobre todo en los dos primeros sets. Tuve un momento de tensión cuando tenía que sacar para cerrar el partido, pero es normal, esto es tenis», excusaba el despiste el italiano, sonrisa en ristre y hasta risa, algo atípico en el de San Cándido, tan inexpresivo en sus actuaciones.

Pero se lo permite porque es feliz, primeras semifinales en Roland Garros. Alcanzó lo cuartos en su primera participación, en 2020; Nadal lo apeó en octavos en 2021; y Rublev, en esa misma ronda, en 2022. El año pasado no pasó de segunda ronda, al caer con Daniel Altmaier. Pero las pisa en este 2024 con el colmillo afilado y, de paso, como número 1 del mundo.

«El próximo lunes serás el primer italiano en ser número 1 del mundo», le anunció Santoro a lo que precedió una ovación de órdago en la Chatrier. «Qué puedo decir, se reía. Es un sueño para todos los jugadores, pero por otro lado ver que Djokovic se ha retirado creo que para todos es una decepción y espero que tenga una pronta recuperación. Es un torneo en el que sufres mucho, y tengo que disfrutar de las semifinales».

De su rival no dijo nada, aunque sacó una sonrisa al personal cuando, ante la pregunta de si irá a cenar tranquilamente o si estará pendiente del partido de Alcaraz y Tsitsipas, contestó: «Puedo ir al restaurante y ver el Alcaraz-Tsitsipas desde ahí. Tengo un par de días para prepararme lo mejor posible la semifinal».