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Cómo los Dallas Mavericks ajustaron para llevarse el cuarto partido de las finales NBA – Gigantes del Basket


“Un equipo salió a jugar y el otro estaba listo para celebrar” decía Jason Kidd al final del cuarto partido. Un resumen simplista pero acertado de la realidad del encuentro disputado en Dallas. Los Mavericks, con la urgencia de saber que no había margen para el error, salieron con el cuchillo entre los dientes. Al contrario, los Celtics jugaron con el recuerdo en la parte posterior de su cabeza de que nunca se ha remontado un 3-0 en la historia de la NBA, confiados de que si no era en Dallas, sería el lunes en el TD Garden que podrían cerrar la serie. Pero hubo mucho más en el primer triunfo de estos Mavericks en las finales de la NBA. Porque Jason Kidd ajustó, cambió detalles de su equipo, y a Dallas le salió un partido perfecto.

Cambios en la rotación claves, una modificación en los ataques de Luka Doncic a la pintura y la irrupción de jugadores secundarios ayudaron, pero no fueron cuestiones de azar. Solo en el primer tiempo, lo que duró el partido, Lively jugó 14.9 minutos (promediaba 11.7), Dante Exum 8.2 (había sumado 6.2 entre los tres primeros partidos en el primer tiempo), Maxi Kleber 14.2 (estaba en 8.2). Los dos grandes damnificados en el primer tiempo, Daniel Gafford y PJ Washington. La movilidad defensiva de los dos interiores, y la capacidad de generar con balón del australiano le dieron alas a un equipo que necesitaba que aparecieran sus secundarios, y respondieron los tres.

El ejemplo más claro fueron los minutos de Gafford y Dereck Lively. El novato, que sigue siendo suplente (algo que igual cambia para el quinto partido), entró a los 2:30 de partido y fue clave. Su presencia defensiva, capaz de saltar al cambio contra exteriores como Jayson Tatum al que ha dejado en 2/10 en tiros, arruinó el sistema ofensivo de Boston mucho más pronto. Los Celtics no pudieron entrar en ritmo ofensivo, en parte porque no consiguieron atacar los puntos débiles de Dallas los tres primeros partidos: la pintura. Boston, que promediaba 40 puntos en la pintura con un 81.7%, se quedó en 26 (con 13/33 en tiros, 39%). Y el primer sangrado defensivo de los Mavericks, solucionado.

El segundo problema de Dallas había sido la capacidad de permitir triples abiertos generados tras una penetración de los exteriores de Boston. La defensa individual de los Mavericks creció, ejemplificada en Luka Doncic (aquí 1:33 de ejemplo) aguantando a Jayson Tatum y sus dos mayores problemas en esta serie, Jrue Holiday y Jaylen Brown. El número de veces que Boston llegó a la pintura fue menor, creando al mismo tiempo que la defensa de los Mavericks tuviera menos rotaciones, ayudas, y generando menos triples liberados. En los tres primeros partidos Boston promedió 14 triples intentados tras drive and kick; en el cuarto partido consiguieron nueve, y tres de ellos llegaron en el último periodo, con el partido ya sentenciado.

No solo en defensa ajustaron los Mavericks, que también cambiaron un par de detalles en ataque. Primero de todo, fue el partido más rápido de todas las finales, con un ritmo de 96 posesiones por las 93.3 que promediaron las finales en los tres primeros; Dallas, con Dante Exum y Derrick Jones Jr organizando el ataque, empezó sus posesiones mucho antes. Usaron otra vez a Dereck Lively como señuelo en el dunker spot, defendido generalmente por un jugador más pequeño, y volvieron a una jugada tan básica como efectiva. Una que dominó Dirk Nowitzki hasta la saciedad y que Luka ha llevado al siguiente nivel. Una tan sencilla como vaciar el lado fuerte, con solo un tirador en la esquina, y dejar al esloveno trabajar.

Doncic fue capaz, en solo 32 minutos, de anotar 29 puntos y sacar 5 asistencias atacando la pintura. Falló los ocho triples que intentó, pero consiguió un 8/12 desde la zona restringida, y 12/18 en tiros de dos. Hizo estragos sin importar la defensa: 6/9 contra Hauser, 3/3 ante Holiday, 2/4 defendido por Horford y Derrick White y solo Jaylen Brown (0/4) lo dejó por debajo del 50%. Y para cuando llegaron las ayudas, esta vez los triples de los secundarios sí entraron: 8/13 entre Jones, Washington, Kleber, Exum, Hardy y un Lively que metió su primer triple como profesional, asistido por Luka, por supuesto.

La intensidad fue un detalle. Menor cuando se tiene en cuenta que la diferencia fue de 48 puntos en un momento del partido, pero los Mavericks ganaron cualquier lucha: 16-2 puntos al debate ofensivo, 11-6 al contragolpe, 17-9 tras pérdida. Todas las pequeñas batallas se las llevaron los Mavs. Hay más, 15-11 en desvios de balón, 5-3 en balones divididos, 12-5 en box-outs por el rebote. Los Celtics se vieron fuera del partido desde el momento en que no pudieron igualar la intensidad de Dallas. Porque los ajustes tácticos se pueden arreglar con una sesión de vídeo, pero las ganas de ganar tienen un efecto en el resultado. Y Dallas tuvo muchísimas más.

Para Boston fue el peor partido de la temporada con diferencia, y lo dicen los números. Horrible coincidencia que llegue en mitad de las finales de la NBA, pero de los 100 encuentros jugados este año, el cuarto fue el 97 peor en defensa y más malo de todos en ataque, anotando apenas 0.875 puntos por posesión. No tenían una noche tan negra en playoffs desde el segundo partido de la temporada 2021/22, todavía con Ime Udoka en el banquillo y con Marcus Smart y Robert Williams, y Dennis Schröder, Josh Richardson y Romeo Langford como principales nombres desde el banquillo. Mucho ha cambiado Boston, que ha aprendido a responder a los golpes, y más este año.

Contando la de Dallas, los Celtics han sufrido cinco derrotas esta temporada por más de 10 puntos, y en cada una de ellas han respondido con un triunfo. La última vez, en playoffs ante los Cavaliers en la segunda ronda, cuando se llevaron un -24 en el TD Garden. Apenas 48 horas asaltaban Cleveland y ponían la serie 2-1. Ahora no será para encarrilar la eliminatoria, sino para ganar el anillo, pero si responden como llevan haciendo todo el año, Boston puede levantar por fin el banner 18 este lunes. Tendrán, eso sí, que salir con mayor intensidad y responder a los ajustes de Jason Kidd.

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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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