Domingo, 16 de junio 2024, 18:36
Cuando allá por 2015, David Mateos ‘Chicote’ comentó en el Club El Salvador de rugby la idea de hacer un equipo con personas con discapacidad, quizá no se esperaba este recorrido ni que casi diez años después los resultados fueran los cosechados. Para David, que intenta quitarse protagonismo pese a ser el alma mater, se trató de «una labor de muchos, un trabajo en equipo». Por allí estaba David Fernández Atienza desde la Federación de deportes de discapacitados y Plena Inclusión y varias asociaciones como San Juan de Dios y Fundación Personas que a su vez se reunieron con la vicepresidenta actual del club, María Morán. Ella fue la que instó a comenzar por esta andadura. «En ese momento estábamos equivocados con el potencial de la discapacidad», relata David ‘Chicote’.
Las dudas eran muchas. Jugar al rugby para personas con discapacidad no era fácil. ¿Pasar para atrás? Había muchos hándicaps. Sin embargo, todo fue tomando forma. Comenzaron con 19 fichas y en la actualidad suman 73 y siguen creciendo. Han integrado la sección ‘ChamiOsos’ (nombre elegido por los mismos jugadores) dentro del club El Salvador y son posiblemente la única entidad de máxima categoría a nivel europeo (y casi mundial) que cuentan con dos equipos inclusivos masculinos y uno femenino de rugby. Pioneros también en este campo, según dice David.
«Queríamos trabajar la parte social del club y ocuparnos de las personas con discapacidad. Sin embargo, la experiencia nos ha demostrado que con este proyecto avanzamos como equipo y hacemos avanzar a la sociedad». Lo expone ‘Chicote’ emocionándose, consciente de que la idea ha superado las iniciales expectativas fundamentalmente porque ha llevado a cabo el concepto estricto de la inclusión. Que personas con discapacidad y sin ella jueguen en el mismo equipo y con la misma camiseta. Pero es que ya no solo se trata de disputar partidos y entrenarse dos veces a la semana. «Somos un equipo dentro y fuera de la cancha». Afortunadamente los ejemplos de inclusión van creciendo como son los casos de Inclusport, en balonmano, el BSR o la Fundación Eusebio Sacristán en fútbol, aunque estos no compitan.
Un equipo inclusivo parte de la ayuda entre todos. El paradigma es que, de alguna forma, todos tenemos alguna discapacidad respecto a algún momento de la vida, o al menos un instante de flaqueza en la que no nos levantamos tras una caída. «Este equipo nos ha ayudado a discapacitados y normalizados a superar las adversidades y a avanzar y sentirse útil», dice David ‘Chicote’. Así también han promovido más de una veintena de charlas y talleres para concienciar la inclusión desde el balón oval en colectivos con discapacidad. Con resultados. «Las personas con discapacidad física o parálisis cerebral mejoran mucho la psicomotricidad. Hay otras con síndrome de Down que saben avanzar, caerse y levantarse, las claves del rugby».
En 2019 lograron la clasificación para el Mundial de Irlanda de 2022 tanto en chicas como en chicos, y la sorpresa llegó porque las chicas fueron campeonas del mundo venciendo a las italianas.
Tino Fraile es otra de las personas que llegó al proyecto empujada por David Mateos ‘Chicote’ con un «échame una mano con estos chicos el domingo». Lo que él pensaba que era cosa de poco se ha convertido en labor de unos cuantos años. Comenzó y sigue como dinamizador. Se trata de los que ofrecen su ayuda para que determinadas personas con discapacidad (down, discapacidad intelectual o física, autismo, parálisis cerebral, sordomudos….) puedan desarrollar el juego. Porque esa es otra de las cosas importantes. Se juega al mismo rugby que en la competición normalizada, excepto la melé que no se disputa. Los dinamizadores les acompañan en el juego y protegen en determinadas acciones. Lo bueno es que al final también algunas personas con discapacidad se convierten en dinamizadores. «Yo no considero que esté echando una mano. Al final son ellos los que me la echan a mí», dice Tino, dando valor a esa reciprocidad que se produce en este juego.
Entre las metas que señalan tanto David como Tino está «el generar una liga nacional de rugby inclusivo». Mientras eso llega, van jugando pequeños torneos en País Vasco, Galicia… Tino, además, compagina esta labor con otra de formación de rugby para los internos en la cárcel de Villanubla.
La federación regional así como la española están de lleno metidas ya en el rugby inclusivo, aunque hay otros países realmente más avanzados. Se ha notado un crecimiento exponencial. En el caso de los ChamiOsos, se dan cita tres equipos con jugadores desde los 18 a los 63 años. No hay adaptaciones, los chicos y chicas se acoplan al juego y normas del rugby. Los propios jugadores de División de Honor conscientes de la dureza de este deporte, alaban que los ChamiOsos lo practiquen.
Una nueva experiencia
Recientemente visitaron la Cueva de Agudín o de la Virgen en Cardaño de Abajo (Palencia), invitados por la Federación de Espeleología de Castilla y León, con su presidente Julio García Añíbarro, a la cabeza.
La cueva palentina de Agudín tiene 1.600 metros de longitud. El enclave se desarrolla en calizas de montaña y pertenece a la edad Namuriense (Carbonífero) con aproximadamente 300 millones de años. Julio, con sus voluntarios más los monitores, explicaron a los ChamiOsos cómo se crea la cueva, las estalactitas, así como por dónde viene el agua y la imposibilidad de que se produzca un colapso. Uno de los miedos de los improvisados visitantes.
Esta es una de las actividades de índole social que viene realizando la Federación de Espeleología que ya ha trabajado con Aspasia Burgos, con Cruz Roja en Segovia y con otros colectivos con discapacidad visual mostrando la belleza de las cuevas. Para Julio, estar ese día con los Chamiosos que llegaron a través de Tino Fraile y entraron en tres grupos fue un placer: «Para mí es muy gratificante ver cómo se meten en la cueva todos con su casco. No tuvieron miedo. Intentamos explicarles todo bien. En algún momento, hubo que ayudarles en determinadas partes de la misma, pero al final salieron muy satisfechos». Pese a ser osos para la mayoría era la primera vez que entraban en una cueva.
