El rugby tiene nombre de mujer – Diario de Noticias de Navarra

Hace algo menos de 40 años ya hubo un intento de confeccionar un proyecto femenino en el club, pero no cuajó. Apenas duró un año. No fue hasta la temporada 2003/2004 cuando surgió la oportunidad de retomarlo y esta vez nacería para quedarse. Esos primeros pasos los vivió en primera persona Arantxa Ursúa (Pamplona, 17/08/1979), actual seleccionadora navarra femenina sub-19, que durante 21 años se dedicó a jugar. Comenzó en la temporada 1997/1998 en esto del rugby en la UPNA junto con otras compañeras, antes de enfundarse la camiseta de La Única. “Cuando llegamos al club, ya llevábamos unos 5 años jugando en la Liga Vasca. Según avanzábamos, íbamos dejando la universidad y ya no tenía mucho sentido seguir ahí. Además, tuvimos alguna discrepancia con el centro a la hora de gestionar el equipo. Por entonces conocíamos a los jugadores de La Única porque compartíamos horas de entrenamiento con ellos y en ese verano de 2003 les sugerimos sacar un equipo femenino. Hasta entonces sólo existía masculino y además sénior, no había otra cosa. Ellos, encantados”, recuerda.

Y ahí empezó todo. De aquel equipo original de la UPNA que continuó en La Única estaban ella, Sara Lizarraga y Amaia Berasain. De la universidad también llegaron otras jugadoras como Marta Larráyoz, Ana Ruiz, Rosa Otxoa, Rakelita Goyenetxe, Arantxa Etxabarri, Izaskun Arce o Agurtzane Obregozo, quien llegó a jugar con la selección española el Mundial de Edmonton a XV y en Dubai el Mundial a VII.

El equipo iba carburando, asentándose en la Liga Vasca junto a rivales de Araba, Gipuzkoa o Bizkaia. Pero pronto se empezó a pensar en el futuro. Así, en la campaña 2007/2008 se fueron creando los cimientos de la cantera. “Fueron años muy duros. Estábamos muy poca gente, requería mucho trabajo y los desplazamientos eran muy largos. La verdad es que costó arrancar, pero ahora esa es la base de La Única, el principal club que hay Navarra, al menos en número de fichas. Y el futuro viene muy potente”, constata.

En la retina de Arantxa Ursúa, los años comprendidos entre 2014 y 2018, cuando el equipo disputó cuatro fases de ascenso y una de ellas en Pamplona, donde “rozamos el ascenso con los dedos”. En aquel año, en 2018, La Única fue galardonada por el Gobierno de Navarra como mejor equipo femenino y a Ursúa –que se retiró en 2019 y siempre guardará en su memoria la victoria contra Getxo Rugby Taldea en Arazuri, en el curso 2015/2016– se le concedió la medalla de plata al mérito deportivo. “Detrás de estos 20 años hay un montón de caras que han puesto su trabajo y su tiempo. Gracias a ese esfuerzo desinteresado, muchas hemos podido llegar hasta aquí”, resalta.

Los frutos de la base

De la primera remesa de jugadoras que se formó en la cantera y dio el salto al equipo sénior se encontraba una jugadora que Ursúa llegó a entrenar: Maitane Salinas. La jugadora de Lizasoáin (31/05/1994), técnica de la categoría sub-16, es uno de los nombres propios de los últimos años de La Única e incluso llegó a ir con la selección española. Durante dos campañas –2017/2018 y 2018/2019– vistió la camiseta del AS Baiona, pero acabó regresando al club pamplonés, donde se retiró en 2020. “Cumplir 20 años es signo de buena salud”, asegura Salinas, quien ve en este aniversario además una muestra de que “sigue habiendo chicas con ganas de jugar, sobre todo en la cantera”.

Con 14 años llegó al club junto a una amiga de su pueblo “para probar” qué era esto de rugby. Y se acabó por enganchar a un deporte y a una entidad donde, al principio, también jugaba con chicos. “Cuando empezamos sólo había una chica y nos sumamos tres más. Al año siguiente me quedé yo sola, aunque luego se incorporaron más. La verdad es que yo me sentía muy cómoda. Hasta cierta edad no dividir los equipos por sexos hace que sea un espacio más inclusivo y es muy enriquecedor”, afirma.

Maitane Salinas ha sido testigo de cómo La Única, con la que ha jugado fases de ascenso, ha ido creciendo. Al igual que el rugby, “que empieza a ser un deporte más conocido”. Y es un ejemplo perfecto para las jóvenes jugadoras que vienen detrás. “A nivel navarro hay futuro. Vienen chicas con muy buenas actitudes y aptitudes. El salto a sénior aquí es muy grande, con 16 o 17 años, pero empatizas con ellas. Les cuentas que a ti también te costó y eso las anima más”, afirma.

En su día, este paso a sénior también lo dio la que hoy es su capitana, Bea Goñi (Berriosuso, 19/05/2002). Entró en La Única con sólo 12 años, motivada sobre todo porque no encontraba “un deporte que me gustase” y, tras ver un cartel en el que se leía Nosotras también jugamos, su madre la animó a que probase. Al no haber categoría femenina en sub-18, sólo tres años después, con 15, pasaba a sénior. Ahora, porta además el brazalete de capitana. 

“Cuando era pequeña veía al equipo que jugaba muchas fases de ascenso. Subir y entrenar con ellas daba respeto. Pero la gente te acoge muy bien. Conmigo así fue. Arantxa Ursúa o Maika Iraizoz me ayudaron y me transmitieron lo que yo tengo como concepto de equipo. Ahora intento hacer yo lo mismo”, constata.

A Bea Goñi, de hecho, le toca esta vez abrirle las puertas del vestuario a Arrate Garcés, que con 16 años jugará la temporada que viene en la Liga Vasca con el sénior. “Estoy con ganas, aunque también algo nerviosa. Es un comienzo muy diferente el jugar sólo con chicas”, confiesa esta pamplonesa (11/10/2007), que juega de centro y que ha terminado 4º de la ESO en Iturrama. Con sólo 10 años entró en La Única y desde entonces se encontró con un deporte “muy noble”, en el que valora especialmente “el respeto que hay entre todos”. De ahí que lo que más le guste sea “el tercer tiempo y el ambiente que se crea con el equipo rival”.

Arrate es uno de los últimos eslabones de una cadena que no deja de crecer. De un equipo dentro de La Única Rugby Taldea que espera celebrar, como mínimo, otros 20 años más. El ejemplo de que las niñas tienen en el rugby, y en este club, su hueco.