Por qué el entrenador de fútbol americano de la USF, Alex Golesh, dio la bienvenida a 48 nuevos ciudadanos … – Centro Tampa Bay
TAMPA â Cuando el entrenador de fútbol americano de USF, Alex Golesh, miró a una multitud de 10 filas de profundidad en la instalación de práctica cubierta de los Bulls el viernes por la mañana, vio algo que conoce bien.Â
El orgullo y la alegrÃa de convertirse en ciudadano estadounidense.Â
“Fue, como, una hora de sonrisas y emoción sin parar”, dijo Golesh.Â
No solo para los 48 inmigrantes de 28 paÃses diferentes que prestaron juramento durante la ceremonia de naturalización. También para él.Â
Golesh nació en Moscú y emigró a Nueva York cuando tenÃa 7 años. Ãl y su familia de cuatro personas trajeron $100 cada uno. Golesh soñaba con comer en McDonald’s y plátanos, dos cosas que amaba pero que eran difÃciles de conseguir en la Unión Soviética.Â
La vida en Estados Unidos no consistÃa solo en Big Macs y batidos de trébol. Ambos padres trabajaron en trabajos ocasionales durante los años. Conduciendo camiones. Entregando pizzas. Limpiando casas. Dirigiendo un almacén.Â
Golesh no pensó en eso hasta que se graduó de la universidad, pero lo que vio de sus padres se quedó con él.Â
“Todo lo que hicieron fue trabajar”, dijo Golesh.Â
Asà que eso fue lo que él hizo también, trabajando duro desde ser entrenador de lÃnea defensiva en la escuela secundaria hasta llegar a ser el entrenador en jefe de un programa en crecimiento, rico en potencial.Â
“No creo que realmente me golpeara hasta que me presentaron aquà como el entrenador en jefe, entrenando fútbol americano, lo que realmente es el sueño americano”, dijo Golesh. “Baja la cabeza y ve a trabajar”.Â
Golesh podrÃa haber pasado la mañana del viernes haciendo eso. Su deporte y profesión, posiblemente, nunca han experimentado tanta agitación al mismo tiempo. El portal de transferencias sigue abierto. El reclutamiento y la recaudación de fondos nunca se detienen.Â
Pero eligió pasar el tiempo con personas de todo el mundo âBangladesh y Vietnam, Irak y Canadá, Letonia y, sÃ, el paÃs natal de Golesh, Rusia. Habló con la multitud de hombres y mujeres de todas las edades y etnias durante unos minutos, compartiendo su historia y felicitaciones. Se quedó el tiempo suficiente para tomarse fotos con cada uno y enseñarles el sÃmbolo de los Bulls.Â
El juez que presidió la ceremonia, Anthony Porcelli, llamó a Golesh “la personificación del espÃritu estadounidense”. Golesh llamó a la experiencia humillante. Tal vez un poco nostálgico también.Â
El evento recordó a Golesh la primera ceremonia de naturalización a la que asistió, alguna vez a finales de los años noventa. La escena en ese juzgado de Brooklyn no era festiva. No habÃa refrigerios como los que se servÃan en USF. Tampoco hablaron los entrenadores de fútbol americano multimillonarios.Â
Golesh solo recuerda a sus padres prestando el juramento, luego diciéndole que oficialmente eran estadounidenses. Como hijos de ciudadanos naturalizados, Golesh y su hermano también lo eran. Un dÃa o dos después, todos recibieron sus pasaportes estadounidenses. PodÃan ir a donde quisieran.Â
“No es que lo hiciéramos”, dijo Golesh.Â
Pero podrÃan. Eran ciudadanos estadounidenses, con todos los derechos y responsabilidades y privilegios que ello conlleva.Â
Honor que ahora conocen cuatro docenas de hombres y mujeres, con un pequeño gesto de Golesh.Â
“Realmente estamos viviendo en el mejor paÃs del mundo”, dijo Golesh, “donde, no importa lo que diga cualquiera, puedes hacer lo que quieras si simplemente trabajas duro”.Â