Música

«A Enrique Morente le daba mucho coraje que lo encasillaran como cantaor revolucionario o progre» – ABC.es


En junio de 1972, tres años antes de la muerte de Franco, se podía leer en el diario ‘Patria’: «Con toda probabilidad, Enrique Morente va a tener sus detractores, pero dentro de la rigurosa y ordenada anarquía flamencológica, los cánones lo son hasta que alguien decide ensanchar sus límites. Y ese es el caso de Morente». El cantaor granadino acababa de publicar su tercer disco, ‘Homenaje flamenco a Miguel Hernández (Hispavox), con el que iba a protagonizar su primera gran revolución en el cante… La primera de otras muchas.

El mismo diario del Movimiento le preguntaba a Morente: «¿Acaso estás revolucionando el cante flamenco?». El cantaor, a esa pregunta que comenzaba a ser habitual durante sus entrevistas, siempre respondía serio, casi indignado: «No. Aunque algunos van diciendo que soy un revolucionario del cante, por poner en él letras de contenido social, no es verdad. Únicamente he recogido y vuelto a actualizar el primitivo valor que el flamenco tenía en sus comienzos, cante del pueblo con mensaje social. Eso quiere decir que no revoluciono nada, porque parto de algo que existió anteriormente y que no es nuevo».

El futuro responsable de discos históricos como ‘Despegando’ (CBS, 1977) y ‘Omega’ (El Europe, 1996) tenía entonces 29 años y ya era señalado como el artista que estaba llamado a cambiar la historia del flamenco, por mucho que él intentara desprenderse de la etiqueta. Tres discos y cuatro años había tardado Morente en sorprender con su homenaje a Miguel Hernández, décadas antes de que lo hiciera Joan Manuel Serrat, y encima en un época no muy permisiva con el poeta republicano muerto en una cárcel franquista tras la Guerra Civil.

¿Y quién estaba a diario junto al cantaor en aquellos años mozos de correrías y descubrimientos por las calles de Madrid? El escritor, periodista y futuro creador y director de la Bienal de Sevilla José Luis Ortiz Nuevo, con el que el cantaor estableció una amistad inquebrantable que se prolongó durante décadas, hasta la muerte de Morente en 2010. En recuerdo de aquellos primeros años de relación, este reconocido investigador de la historia del flamenco ha publicado ‘El impulso del riesgo’ (Athenaica), la primera entrega de una serie de libros que quedará reunida bajo el título ‘Libro de Morente’.

Una declaración de amor

«Este libro en forma de carta es una declaración de amor a Morente, porque a él le debo no solo esta obra, sino todas las que me dé tiempo a publicar hasta mi muerte. Cuando él vivía yo ya tenía pensado hacer una especie de biografía con todas las conversaciones que grabamos durante décadas, pero no lo hice. Siempre tuve esa espina clavada, aunque la idea siempre era una declaración de amor absoluta y sincera hacia él. Cuando en el libro escribo como si hablara directamente con él en presente, no es tanto un recurso literario, sino la manera que sigo teniendo de relacionarme con él cuando miro sus fotos o escucho sus discos. Para mí es como si todavía estuviera con nosotros», explica Ortiz Nuevo a ABC.


  • Autor:
    José Luis Ortiz Nuevo
  • Editorial:
    Athenaica
  • Páginas:
    357
  • Precio:
    25 euros

Esta primera parte abarca los años 1969 a 1976, aquellos en los que Ortiz Nuevo conoció y trató íntimamente a Morente en Madrid. Años en los que compartían proyectos alrededor del flamenco y en los que el investigador comía casi a diario en casa que el cantaor y sus padres tenían en Carabanchel. Más de 300 páginas en las que, a pesar de la juventud de ambos, sobrevuela la condición de visionario flamenco de la que el cantaor granadino siempre huía durante aquella época en la que, en realidad, no había una vanguardia en el cante a la altura de lo que hacía él a finales de los 60 y principios de los 70.

«Enrique huía siempre de la palabra ‘revolucionario’ porque era humilde, prudente y poco dado a las exageraciones. Lamentaba mucho que lo encasillaran como cantaor revolucionario, progre o protesta. ¡Le daba un coraje tremendo! Siempre decía: «Yo solo quiero ser un cantaor y cantar lo que siento, porque lo que siento realmente es la tradición». Lo único que cambiaba en él es que no vivía la tradición bajo la idea de repetir y repetir, ¡eso lo veía mal!, sino de ser auténtico, verdadero y honesto. Así fue buscando la profundidad en el cante… Así fue buscando su verdad», advierte Ortiz Nuevo.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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