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El maestro Federico Britos, uno de los jazzistas más influyentes y reconocidos del mundo, ha dedicado su vida a descubrir las bondades de los acordes de su violín, instrumento que siempre lo acompaña. Su último trabajo discográfico Hot Club of The Americas, recoge 12 temas en los que fusiona diferentes ritmos. Más que un homenaje a la música de Grappelli o Reinhardt, es una demostración del verdadero músico que es.
“En este disco propongo un acercamiento a la música a través de temas que recuerdan el jazz que reinaba en Brasil, Cuba y otras regiones. Este trabajo retoma esas melodías que le dieron vida a las ciudades a través del jazz contemporáneo”, expresó Federico Britos a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Sobre la naturalidad que se percibe tanto al escuchar sus producciones discográficas como en sus presentaciones en vivo, el músico reveló que el secreto está en dejarse llevar por las emociones del momento.
“En Cuba se llama descarga, y en realidad es una palabra muy linda del idioma español y es justamente lo que hacemos cuando interpretamos. Para mí siempre es una descarga emotiva tocar música, es una manera de revelar nuestras emociones, que en ese momento son demasiadas”, comentó.
Como músico, Britos tiene ciertas reservas a la hora de estructurar un programa para tocar en algún teatro o plaza, una característica que distingue a la mayoría de los músicos de su estirpe.
“Generalmente los espectáculos se preparan con meses de anticipación y se organizan por un programa que contiene los temas que se harán, algo que considero bastante sensato, pero a mí, en particular, no me gusta planear tanto las cosas, porque no sé qué tendré deseos de tocar hasta que no esté parado en el escenario. No estoy de acuerdo con tocar algún tema solo porque la producción lo pida, más bien eso debe nacer en el momento”, aseveró.
Para este uruguayo, que celebra sus 60 años de carrera artística, una de las etapas que recuerda con mucho cariño fue la que trabajó en Cuba en la Orquesta Sinfónica Nacional, en la que no solo tuvo la oportunidad de aportar sus conocimientos, sino de aprender también de los músicos cubanos.
“Fue un tiempo maravilloso el que pasé en Cuba. Allí formé a mi familia y tuve la dicha de compartir con grandes músicos como los hermanos Israel y Orestes López Cachao, que tocaba en orquestas de danzones, las mejores de la isla. Ellos siempre estaban buscando qué acordes incorporar y de ahí es que surge el mambo, un ritmo que me gusta tocar. Siempre me refiero a ellos, porque aunque Pérez Prado internacionalizó este ritmo, ellos también aportaron sus valiosos conocimientos para que ese sonido llegara a posicionarse alrededor de todo el mundo”, agregó.
Sin dudas, la carrera de Britos, que ha destacado como compositor y arreglista, es extensa y diversa, elementos que sorprenden a la audiencia con cada nueva producción musical que lanza. Con solo cinco años de edad comenzó a tocar el violín, y apenas seis años después su primera composición Capricho uruguayo fue estrenada por el maestro George Boulanger y se conoció en muchos países de Latinoamérica.
Con la trayectoria de Britos y su fina interpretación de diferentes piezas y ritmos musicales, cabe destacar que este gran intérprete tiene una facilidad increíble para la improvisación y composición, habilidad que destaca en su reciente disco Hot Club of The Americas , que incluye temas como I’m Confessin’ That I Love You, en el que comparte créditos con el jazzista cubano Gonzalo Rubalcaba, Exactly Like You y The Sheik of Araby, entre otros.
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