España continua implacable. Tres partidos. Tres victorias. Cinco goles a favor y ninguno en contra. Nunca en una fase final de una gran competición había conseguido tales registros. Como era de esperar, De la Fuente no jugó a ser el entrenador de moda e hizo lo mismo que Luis Aragonés en la Eurocopa de 2008. Descanso a los titulares y minutos, los más posibles, para los no habituales. El once de España contra Albania se ganó el derecho a no calificar como suplentes a sus jugadores. Sobre todo en la primera parte.
De tanto utilizarlo, el vocablo suplente forma parte del vocabulario diario del fútbol y se utiliza sin querer hacer de menos al que así se cataloga. Es la definición al que no suele jugar, al que suple al compañero. En esta Selección, por lo visto, nadie quiere serlo. ¡Qué suerte tiene De la Fuente! Aunque en la segunda parte, el equipo en general bajó el ritmo e incluso tuviera que apretar los dientes para terminar defendiendo su área, media docena larga de futbolistas se empeñaron en demostrar a su técnico que están preparados para jugar desde el principio si así se les reclama.
Cuajado partido de los Raya, Vivian, Grimaldo, Zubimendi, Merino y Dani Olmo. Cada uno en lo suyo, en su puesta. El portero del Arsenal, situación que no hay que olvidar, que es el guardameta del segundo de la Premier, resolvió su trabajo con tres paradones en las tres acciones en las que tuvo que intervenir. Agilidad y reflejos, además de máxima concentración. El partido de Vivian también fue inmaculado. Cuando los albaneses apretaron las clavijas apareció para desconectarlas. Anticipación y poderío en los duelos. Imperturbable en el juego aéreo.
La intensidad ofensiva de Grimaldo durante todo el partido confirma la sensación de que en esa faceta no tiene nada que envidiar a Cucurella. Se hartó de tirar centros y todos bien dirigidos, tensos, de esos que invitan al delantero a rematar hasta de tacón como fue el caso de Joselu en la segunda parte. Buena conexión con Oyarzabal hasta el punto de terminar medio oscureciendo al guipuzcoano. En el centro del campo, en la demarcación de mediocentro, Zubimendi lo tiene en japonés. Por muy bien que lo haga, siempre estará presente la comparación con Rodri. Al realista le corre el balón, pero no termina de abarcar tanto campo como el del City. Merino jugó de Fabián e hizo cosas de Fabián. Su juego es menos espectacular, no tiene quizás la aureola del andaluz, pero conoce el juego al primer toque, tiene sentido de la profundidad y pisa el área siempre con peligro.
Por último, lugar para Dani Olmo. Es evidente que su estado físico ha mejorado en relación al mostrado contra Croacia en el primer partido. Allí jugó 30 minutos y dio la sensación de que no estaba fino. Que la última lesión le lastraba. Contra Albania fue el centrocampista más adelantado. Se movió en la zona de influencia de Pedri en los otros dos partidos y estuvo brillante. Maravilloso su pase al espacio en el gol de Ferrán y lástima que no le entraran tres o cuatro más que intentó con desparpajo. Huele que comienza a estar bien y que puede convertirse en un hombre importante en lo que queda de torneo.
Lo dicho, media docena larga de candidatos a titulares. El grito en el vestuario era común: suplente el último.
