Tennis

Entrevista a Albert Ramos Viñolas: “El tenis actual es pegar fuerte y pensar poco” – Punto de Break


A sus 36 años, Albert Ramos Viñolas (Mataró, Barcelona, 17 de enero de 1988) acude puntual a su cita diaria con una raqueta y una pista de tenis. Lo lleva haciendo durante más de una década en el circuito ATP, una jungla de cemento donde muchísimos españoles han acaparado los focos a la vez que él, un gladiador de carácter ciertamente introvertido, ha seguido aportando brillo, esfuerzo y victorias en todo tipo de plazas. Quizás por ello no sorprenda a un servidor verle trabajar con la misma constancia durante cada día que pasa en el Challenger de Bratislava, un lugar que en nada se parece a la Pista Central de Montecarlo o a la Philippe Chatrier de París, pero donde se respira tenis por los cuatro costados.

Solo a través de ese amor por el tenis más puro se puede entender que alguien como Albert Ramos Viñolas, con un currículum envidiable, trabaje en silencio y no pida honorarios mientras se aleja de la principal órbita del circuito. Está en su carácter: si alguien tiene que reivindicar un palmarés en el que figuran cuatro títulos ATP, una final de Masters 1000, más de 275 victorias como profesional y una presencia entre los 20 mejores del mundo, ese será el público. Mientras tanto, el de Mataró exprime las últimas gotas de su tenis a caballo entre el circuito Challenger y el circuito ATP, remontando molestias físicas que le hacen reflexionar pero que, al menos por el momento, no apagan por completo la llama del tenis. No hay mejor momento para citarse y charlar con él sobre el momento que vive el circuito ATP, el impacto de las nuevas bolas en la salud de los jugadores, enfrentar al Big Three… y revivir, por qué no, momentos que le hacen ganarse un lugar en el Salón de la Fama del tenis español. Una entrevista para degustar.

CN: Lo primero, Albert. Esta semana te hemos visto con un parche y una venda importante. ¿Cómo te encuentras ahora mismo a nivel físico?

AR: Me duele el codo, el brazo. Pensaba que tendría algún problema en el tendón, pero parece que está perfecto, la semana pasada estuve viendo y está perfecto. Sin embargo, tengo un problema muscular que no saben muy bien qué es. He hecho un par de tratamientos y estoy un poco mejor, pero creo que también es por el tema de las bolas, de lo que tanto se ha hablado. Son mucho más lentas y creo que esto está afectando al codo y a mi juego.

No has sido el único que se ha quejado ni el único afectado.

No, no, todo el mundo. Imagino que todo el mundo lo ha notado, no solo juego yo, pero a mí me ha afectado un poco no solo en lo físico, sino en el rendimiento deportivo también.

En Bratislava conseguiste tu primera victoria tras una racha de cinco derrotas seguidas. A tus 36 años, ¿ahora cuesta más recuperarse de este tipo de resultados, o se ven con la perspectiva de los años y eres capaz de contextualizarlos un poco más?

Buena pregunta. No te sabría contestar de forma exacta. Va a épocas, depende de cómo estés tú. En todas las carreras hay momentos malos y momentos más buenos, eso sí es verdad; cuando pierdes parece que nunca más vas a volver a ganar y cuando ganas parece que nunca hayas perdido (risas), así que es complicado. En este momento de mi carrera, lo que más afecta una racha así es en el hecho de que no puedes jugar varios partidos seguidos. Eso te da confianza, ritmo, te da físico… y cuando tienes muchas derrotas es como que en el partido pierdes concentración, no tienes ese ritmo. Lo que más se nota es esto.

Leí una entrevista que tuviste a finales del año pasado y comentabas que te notabas algo cansado, que tenías pensado seguir, pero que acabaste algo cansado. ¿Has recuperado vitalidad en este 2024?

No mucho, la verdad (sonríe). Todo va un poco en función de los resultados. Son muchos años, como ya dije. Me gusta el tenis, pero si los resultados no acompañan todo se hace más complicado: los viajes, estar fuera de la familia… vamos día a día. Estoy intentando recuperar mi juego, que no está siendo fácil. Este año no ha ido muy bien a nivel de resultados, pero quiero ver cómo va este momento de la temporada y luego ya decidiré.

Entiendo que ahora, con una familia bien formada, también buscas ese equilibrio entre pasar tiempo fuera y pasar tiempo en casa con los tuyos.

Sí, lo que pasa es que si quieres jugar al tenis y hacerlo lo mejor posible tienes que dedicarte al 100%. No puedes jugar menos torneos, porque si no estás ganando partidos tienes que jugar eventos… es un deporte que o lo haces al máximo o no lo haces. Así lo veo yo. Y claro, eso está costando un poco.

En estos últimos meses has vuelto a pisar con más frecuencia el circuito Challenger, un circuito que se ha profesionalizado mucho y que ha cambiado bastante en los últimos años. ¿Qué diferencias notas entre aquellos años 2009, 2010, cuando empezabas en este circuito, y ahora?

Yo lo que veo es que todo el mundo pega muy fuerte. Los torneos más o menos son iguales, pero ha subido la velocidad de pelota, en general, al igual que en ATP…

Y esto es algo que has visto en el circuito en general, claro.

Ha subido mucho. El cambio de pelotas hace que la gente con mucha fuerza gane más, porque como las pelotas son más grandes y un poco más pesadas, se escapa menos la bola. Veo que la gente pega muy fuerte y muy directo.

Debido a esta tendencia y evolución, ¿estamos en riesgo de que la figura del ‘terrícola’, del especialista en tierra batida, se acabe perdiendo?

Sí, pero también ha pasado que los que jugaban bien en tierra han mejorado en rápida, es normal que pase al revés. Se ha igualado todo mucho, ya hace unos años de esto. Cuando yo aún no jugaba estos torneos sí que era más exagerado, sí que ahora hay más velocidad, pero yo cuando empecé ya había gente que jugaba en rápida y en tierra batida bien, no creo que sea algo de los últimos años.

¿Se habla en el vestuario del tema de las pelotas?

Sí, todo el mundo habla de eso. 

¿Y se habla de alguna manera con la ATP, se propone alguna solución…?

Yo sí he intentado contactar con ellos porque es algo que me afecta. Si soy sincero, ha sido porque es algo que me afecta a mí, a mí me van bien las condiciones en las que la bola coge mucho efecto, bolas pequeñas y más duras, no lo que estamos viendo ahora. He preguntado y me han dado las razones: con el COVID, algunas fábricas que se encargaban de fabricar la felpa de las bolas han cerrado. Había tres o cuatro fábricas que proporcionaban esta felpa a las diferentes marcas y ahora, según me han dicho desde la ATP, que no sé si será verdad o no, me comentaron que solo hay una y parece que la felpa viene con más pelo. No te lo sabría explicar, pero sí que es verdad que las bolas se hinchan más rápido. No sé si se va a solucionar a corto plazo, parece ser que no.

Si te parece, vamos a abrir el cajón de los recuerdos y hablar de grandes momentos. 2017 es el año en el que tocaste la gloria: top-20, finalista de Montecarlo… ¿es esa final de Montecarlo y esa semana en general el mejor momento de tu carrera? ¿Es el momento que más orgullo te genera?

La verdad que, por resultado en un torneo sí, es el torneo más importante en el que he hecho mi mejor resultado; también cuando he ganado un torneo 250 ha sido algo que me ha hecho sentir muy bien. También recuerdo cuando me hice un poco más conocido fue cuando gané a Federer en Shanghái 2015… y el año anterior a Montecarlo hice cuartos de final en Roland Garros, que al ser un Grand Slam, no sé… no se pueden comparar, son cosas diferentes, pero también es un resultado del que a veces, quizás, me acuerdo más (risas). Sí que es verdad que Montecarlo fue un gran torneo para mí: remonté partidos, jugué buen tenis…

Derrotaste a Pouille en semifinales, si no recuerdo mal.

A Pouille en semis, sí. Le gané a Murray, que era número uno, en un partido en el que yo perdía 4-0 o 4-1 en el tercer set. Montecarlo es uno de los torneos que más me gustaba antes de hacer esa final, así que fue muy especial.

En la final te topas con Rafael Nadal. Montecarlo, 2017. ¿Era tan injugable?

Sí (ni se lo piensa). Imposible. Es imposible, y más en el momento en el que estaba Nadal. Era imposible. Llegué a la final un poco cansado, porque había jugado tres partidos seguidos a tres sets. Me desperté, aquel día vi que había nubes… si ya es imposible con sol, imagínate con nubes (risas).

¿Cómo se gestiona el éxito que lograste en aquella temporada? ¿Cambió algo en tu vida?

No, no te creas, porque España es un país donde con Rafa, David Ferrer también… es un país en el que el 20 del mundo… no lo digo a malas ni mucho menos, eh, pero es que no hubo ningún cambio en mi vida. Quizás la gente me conocía un poquito más, pero a nivel comercial, cero.

Me viene genial tu respuesta para hablar sobre el tenis español. Preparando esta entrevista, había escrito la siguiente frase: ‘Finlandia mataría por haber tenido un tenista como Albert Ramos’…

No sé yo, eh (risas).

¿No crees que nos hemos malacostumbrado un poco?

Antes que esta generación ya ha habido generaciones muy buenas. La gente puede pensar que es fácil ser tenista y ser top-10 como han sido ellos. Ahora tenemos a Alcaraz, por suerte… pero no es fácil. No sé ni por qué sale, no te sabría decir exactamente, pero no es nada fácil…

Alguno dice que ahora estamos en crisis.

Parece ser que antes salían muchos más jugadores que ahora, pero ahora los que salen son muy buenos también, creo que esto se sigue conservando, aunque igual jugadores de mi nivel no hay tantos, lo que sería la ‘clase media’ del tenis español, por decirlo así.

Si pudieras verte cara a cara ahora con el Albert Ramos que llegó a su primera final ATP en 2012, ¿qué le dirías?

Siempre he intentado mejorar, no fijarme en el resultado sin intentar evolucionar. Hay muchas cosas que uno intenta mejorar que no se pueden mejorar porque no todo el mundo puede ser número uno del mundo (risas), pero estoy bastante tranquilo en el sentido de que todo lo que he hecho ha sido para intentar jugar mejor al tenis.

¿Ninguna espinita clavada?

Siempre hay cosas que se han intentado y no han salido, se han hecho mejor o peor… pero en general estoy bastante tranquilo.

Háblame de un jugador con el que odiases enfrentarte y otro con el que te encantase jugar.

Jugadores con los que me ha ido muy mal a nivel de resultados… Pablo Andújar no me gustaba nada (risas), me costaba muchísimo por su juego, era un gran jugador. Otro es Pablo Cuevas, solo le he ganado una vez y casi siempre he perdido contra él de forma muy igualada. Te hablo de jugadores con un nivel parecido al mío, eh, si te hablo de Djokovic es que lo normal es que me ganara (risas). Luego, que me gustara… no te sabría decir. Les tengo mucho respeto a todos, la verdad.

¿Le has hablado ya a tus hijas de tu victoria a Roger Federer?

Son muy pequeñas mis hijas, no siguen ni el tenis todavía (risas). Aquel día… no te sabría decir lo que pasó (piensa). Te voy a contar una anécdota del día anterior. Pasé la previa y creo que gané en primera ronda a Sam Querrey, ahora no estoy seguro de si era primera ronda del cuadro final o última de fase previa…

Y Shanghái era una pista bastante rápida…

Muy rápida, en aquel momento la más rápida de todos los Masters 1000 junto a Cincinnati. Shanghái es un torneazo en el que la comida es bastante buena, creo que tienen un chef que no sé si tenía una Estrella Michelin… estábamos comiendo en una mesa bastante grande y Federer se sentó, no con nosotros, pero al lado nuestro. Resulta que Federer se pidió y se comió una pizza. José, mi entrenador, me dijo: ‘Albert… no puedes perder con un tenista que se está comiendo una pizza a mediodía’ (risas). Al día siguiente estábamos en el vestuario, si bien en Shanghái es diferente, porque los cabezas de serie tienen un vestuario propio, y José me dijo que iba a ganar. Le dije… ‘estás loco, deja de decir tonterías’

La verdad que fue un partido un poco raro, porque él tuvo muchas opciones de break en el primer set, no se le dio… después me ganó el segundo y en el tercero le hice break con una derecha paralela en la primera bola de rotura que tuve, que no sé si fue la única bola de break que tuve en todo el partido (NdR: tuvo dos bolas de break en total, y ésta fue la que aprovechó). Él me había ganado en Wimbledon por 6-1, 6-1 y 6-1, y yo había estado mirando ese partido y vi algunas cositas que estaba haciendo mal. Me dije a mí mismo que lo iba a intentar, que a ver… pero pasó un poco de todo, es uno de esos partidos en los que tu rival tiene muchas opciones, no las aprovecha, y por cosas del tenis te lo llevas tú. Es posible que yo hubiese ganado menos puntos que él en todo el partido, de hecho (NdR: Federer ganó 100 puntos por los 93 de Albert)

Luego, cuando acaba el partido, estamos en el vestuario y José estaba con el teléfono. La primera persona que le llamó fue… ¡Sergi Bruguera! Nos conocíamos, pero en aquel momento tampoco tanto, aún no había sido capitán de Copa Davis. José mira el teléfono y me dice: ‘Tú, que nos está llamando Sergi Bruguera…’ Cogió el teléfono y Bruguera le dijo: ‘¡Increíble, no me lo creo, que le has ganado a Federer!’ Una llamada normal, desde Shanghái (risas). Y luego me empezaron a llamar periodistas a la habitación de mi hotel, que no sé cómo lo consiguieron… ¡tuve que descolgar el teléfono porque no paraban!

Piensa que yo tenía que jugar al día siguiente: cuando tú ganas un partido muy importante no te puedes olvidar de que luego tienes que volver a jugar. Esto era algo que a mí me preocupaba mucho, un entrenador que tuve siempre me habló de esto. Además, en la siguiente ronda me tocaba Tsonga, estaba alrededor del #55 del mundo en ese momento y pensaba: ‘He ganado a Federer, pero esto no quiere decir nada porque ahora juego contra Tsonga y lo normal es perder’. Me tuve que concentrar mucho para pensar que tenía que hacer el mejor partido posible sin pensar que puedo ganar, porque si pienso que puedo ganar me va a pegar una paliza. Perdí 7-5 en el tercero, aquel partido lo jugué superbien, estuve más contento por ese partido que por el de Federer, porque lo normal era perder 6-1 y 6-1 después de todo el lío que hubo, era algo que no me había pasado nunca. 

Esto es una lección para toda una carrera: la importancia de contextualizar las grandes victorias y ser capaz de ‘aislar’ la mente de cara al siguiente partido.

Es un poco lo que más me está costando ahora en los torneos, jugar un día y al día siguiente… son tantos partidos los que hay que ganar para poder subir en el ranking que a veces, de verdad, se hace bastante difícil.

No te he preguntado por Carlos Alcaraz todavía…

Sí, su primera victoria a nivel ATP fue contra mí.

La de Río 2020, cierto.

Yo venía mal en ese momento, no era un buen momento mío. En aquel partido él era todavía muy joven, quizás podría haber ganado… pero aquel día, en el primer punto de aquel partido, me di cuenta de que la bola le iba a una velocidad tan alta que lo único que pude pensar fue: ‘No puede ser’. Es otra cosa, otro nivel. Lo vi en el primer punto. Sí que es verdad que… él tenía 16 años pero ya le vi que la bola le iba muy rápida, la velocidad de bola fue lo que más me impresionó, tanto de derecha como de revés, además de lo rápido que era. Igual que ahora, pero en niño (risas).

¿Y lo de enfrentarse al Big Three? ¿Qué diferencias notabas entre los tres?

Rafa tenía mucha fuerza, te ganaba porque tenía tanta fuerza que te tiraba para atrás. Contra zurdos, además, tenía un muy buen revés cruzado, lo tiraba y luego te cogía muy bien la derecha. Roger, teniendo en cuenta cuál es mi juego, era el que mejor me iba. Djokovic te ganaba muy poco a poco, te iba ganando la pista, sentías que te ganaba el punto poco a poco pero te lo acababa haciendo como él quería. Cuando él quería te atacaba más, te atacaba menos, pero siempre acababa haciendo lo que él quería. Bueno, te hace lo que quiere, hablo en pasado porque yo jugué con él hace años ya (risas).

¿Volveremos a vivir una época dorada en el tenis? No te hablo solo del Big Three, sino de los Berdych, Tsonga, Ferrer, del Potro, esa clase media de grandes terrícolas y también grandes bombarderos… ahora que parece que todo es un poco más homogéneo, ¿hay terreno para que renazca el revés a una mano, para que aparezcan otros estilos…?

No. El tenis, y más con estas bolas, cada vez consiste más en pegar más fuerte y más plano… y sin orden. Ya lo del paralelo y el cruzado… ahora es pegar fuerte, puntos cortos y no pensar mucho.

Ya da igual lo de abrir la pista, jugar diagonales…

Pensar poco y pegar fuerte. 

Queda un buen titular con esto, eh.

Sí, que en el tenis cada vez va todo más rápido. Está en las estadísticas, no lo digo yo. Trabajo con gente que analiza las estadísticas y los puntos de 1 a 4 golpes están al 60% o 70%, no sabría decirte.



Source link

Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button