Artista ecuatoriana María Tejada presenta 'De cal y canto', libro de técnica vocal aplicada a la música latinoamericana – El Universo

La ecuatoriana María Tejada es conocida por su canto, que fusiona tradicionales sonidos nacionales y latinoamericanos con el jazz y con instrumentos no convencionales. Sus discos (Puentes, Pesebres de maíz, Canciones de bruma, Esencia, Al cantar tus flores) tienen el sello de ese encuentro, el movimiento de la nueva música ecuatoriana o nuevo folclore.

Se canta en francés, se canta en español; se escucha en Europa y también en Ecuador, donde Tejada destaca enseguida la música del quiteño Álex Alvear. “Es un estilo en el que las raíces siguen, pero abriendo los horizontes”.

El pasado 29 de mayo, ella y Donald Régnier presentaron el concierto Sucesión en la Casa de América Latina, en París, un evento organizado por la Embajada del Ecuador para la comunidad migrante.

“Nuestra onda siempre es hacer fusiones de estilos, basándonos siempre en el folclore”. ¿Y qué le sucede al pasillo cuando entra en una de estas combinaciones? Tejada lo describe como tomar la creación original sin desvirtuarla y ponerle una vestimenta nueva.

“Mi esposo, Donald Régnier, quien ha producido todos mis discos con este estilo, hace los arreglos y armoniza los acordes tradicionales convencionales de nuestras canciones emblemáticas. Esos acordes se enriquecen, se cambian y dan un color y texturas diferentes; es un recurso que hemos utilizado también en el canto”.

Tejada gusta del fado portugués, y ha tomado inspiración de la cantante Amalia Rodrigues, pues dice que su abordaje se asemeja mucho al del pasillo. “Vocalmente, hago una especie de encuentros, tomo elementos de allí para cuando canto los pasillos”.

Dice que su propuesta es muy bien aceptada por los estudiantes que se interesan por la música ecuatoriana, porque la encuentran más cercana. “El eco que siempre recibo es que es algo fresco, que no pierde la raíz, una nueva visión de algo que suena muy nuestro”, enfatiza, pues si bien los instrumentos y los acordes cambian, ella se asegura de que la melodía sea el ancla y siga trayendo añoranza de la tierra y de la familia.

Estudiante de la Escuela Nacional de Danza, de la maestra y soprano chilena Blanca Hauser, concursante del Festival OTI (capítulo Ecuador) y graduada del Conservatorio Regional de Metz (Francia), ha sido parte de varios proyectos de música latina, como Dalia Negra, Huarango, Sol del Sol, y en 2000 fundó el dúo Iguazú junto con Régnier.

Su trabajo en Francia, donde reside, ha permitido que también los europeos puedan contactarse con la música ecuatoriana. “Aquí, América Latina es México, Brasil, Argentina, Cuba e incluso un poco Chile y Perú; pero de Ecuador muy poca gente conoce (…), el pasillo para ellos es un descubrimiento, y el hecho de acercarlo al fado lo hace menos ajeno. Se admiran de las melodías, de la dificultad de abordar el género dramático con la voz”. Tejada reserva un tiempo para traducir las letras, hablar del contexto histórico y social y de la conexión emocional de cada canción. “A veces doy anécdotas de los autores o de mí misma, y la gente viaja a través de la música”.

Tejada también es maestra de canto. Por eso, cuando aborda al público, hace uso de su perfil docente. “Me gusta que la gente se conecte con lo que hago, con la historia, que salgan aprendiendo”.

Desde la pandemia aprendió a dar clases en línea, y aunque salió de Ecuador en 2021, conserva alumnos aquí y en varios países, desde adolescentes hasta adultos mayores. También da clases presenciales. “Ayudo a un par de coros que trabajan con música del mundo, y trabajo en un lindo proyecto social, en un colegio prioritario, en un barrio complicado, y a través de la música se les da alternativas”.

Durante esta entrevista decide anunciar su libro de método de canto popular aplicado a la música latinoamericana De cal y canto. Estará en su sitio web (maria-tejada.com) y para quienes deseen escuchar la producción de Tejada está en YouTube.

Desde ahora se proyecta a los conciertos de verano privados y en comunas y a una pequeña gira en un festival de música en los viñedos. En marzo y febrero de este año hizo su anual visita a Ecuador, y cantó en Quito y en Guayaquil, grabó temas inéditos del director de orquesta Jorge Oviedo y compartió escenario con el guitarrista Horacio Valdivieso.

Ella no ve difícil que su propuesta cale, piensa que en el arte hay lugar para todo. “El anhelo mío es que se junte más gente, y que así como otros artistas abrieron buen camino para mí (menciona a Alvear, a Margarita Laso, el grupo Umbral, el dúo Benítez Valencia, Homero Hidrobo, Patricia González, Olimpo Cárdenas, Julio, Pepe y Carlota Jaramillo), yo también sirva a las generaciones que vienen. En América Latina tenemos grandísimos problemas, pero todavía tenemos música tradicional maravillosa y muy fuerte. Que haya quien siga reconstruyendo, revisitando, porque es la única manera de que esto no se pierda. No me siento sola, tengo compañeros que también están en esta búsqueda, lo que falta es un poco más de unión, organizarnos más”. (F)