El Mundial de Italia, un viaje de 36 horas y el ‘último baile’ de Zidane: “Vimos morir a Zinedine en Berlín” – Relevo

Este sábado Suiza e Italia abren la veda de las eliminatorias de la Eurocopa. El conjunto de Luciano Spalletti logró el pase de manera agónica gracias al tanto en el descuento de Zaccagni frente a Croacia. Por su parte, los suizos finalizaron en segunda posición de su grupo y con la moral alta tras el empate frente a Alemania. Ambos países, unidos por los Alpes, batallaran por un hueco en los cuartos de final.

El campo que presenciará dicha guerra es el Estadio Olímpico de Berlín. Un escenario que trae gratos recuerdos al equipo transalpino. La última de sus cuatro estrellas mundialistas fue bordada tras la victoria de la Azzurri ante Francia. Un triunfo que perdura en la mente del país mediterráneo y que esperan sea un buen augurio para el duelo frente al conjunto helvético.

Una noche especial para Italia y Relevo ha contactado con el afamado periodista Tancredi Palmeri para recordar la hazaña. Cabe destacar que la selección dirigida por Marcelo Lippi era un equipazo: Buffon, Cannavaro, Pirlo, Del Piero, Totti… y una de las favoritas, pero un escándalo se desató en Italia. El ‘Calciopoli’ salpicó al fútbol italiano y a Juventus, Milán y Lazioy terminó con el descenso del equipo de Turín por amaños arbitrales.

“En Italia llegó a haber voces que pedían que la selección no se presentase en Alemania. Decían que la Federación tenía que renunciar por el escándalo ‘Calciopoli’. La indignación era muy grande y hay que considerar que el bloque estaba formado por muchos jugadores de la Juventus y un exentrenador de la Vecchia Signora como Marcelo Lippi. Muchos consideraban que no éramos dignos de jugar un Mundial“, señaló el periodista de SportItalia.

Italia acudiría a la Copa del Mundo después de dos grandes decepciones en 2002 y 2004, pero con una imagen diferente. “Lippi había tomado un equipo que había fracasado en los anteriores torneos internacionales. Nunca tuvimos una plantilla mejor que en 2002, pero fue un desastre. Lippi cambió la cara del equipo y hubo una gran mejoría en el juego“. Previo al Mundial, los transalpinos vencieron por 4-1 a Alemania y también a Países Bajos. A pesar del escándalo, las sensaciones eran buenas aunque el caso merodeaba en la memoria de los aficionados. “Para mí solo había dos opciones. Nos eliminaban en fase de grupos o llegábamos a la final. No había punto intermedio”, relató el periodista transalpino.

La travesía inicial fue solventada por Italia. Pasó como primera de grupo por delante de Estados Unidos, República Checa y Ghana. En octavos de final, tras un partido rocambolesco contra Australia, lograron el pase con un tanto de penalti de Francesco Totti en el último instante. Una advertencia que desencadenó a un equipo que destrozó a la Ucrania de Shevchenko por 3-0.

En las semifinales esperaba un viejo enemigo: Alemania. A pesar de la victoria previa al Mundial, nadie se fiaba del equipo teutón. “Alemania se crece en un Mundial y había eliminado a Argentina que era otra de las favoritas. Además, el partido se disputaba en Dortmund, en el Westfalenstadion, donde no habían perdido en 50 años“.

El partido fue brutal. Un toma y daca entre dos conjuntos que aspiraban por alcanzar la final del Mundial. Todo se decidió en la prórroga con goles de Fabio Grosso y Alessandro Del Piero. Únicamente quedaba un paso y delante aparecía un viejo conocido. La Francia de Zinedine Zidane, el jugador del torneo y que había confirmado su retirada tras el encuentro, era el último escollo de los transalpinos hacia su cuarta Copa del Mundo.

Con la derrota en la final de la Eurocopa del 2000 de fondo, el sentimiento de venganza estaba presente. “No se tenía miedo porque Italia había sobrevivido al ‘Calciopoli’ y jugado su mejor fútbol desde 1982. Pero, Francia había eliminado a España y Brasil. Zidane estaba siendo la estrella del Mundial y Henry llegaba en su mejor momento. Se recordaba la final de la Euro cuando derrotaron a Italia y se pensaba en la venganza”, ha explicado Palmeri.

Todo estaba preparado en Berlín para la final. Pero como en toda trama, existen subhistorias que merecen ser contadas. En este caso es la odisea que recorrió Tancredi Palmeri para llegar, como aficionado, al Estadio Olímpico. El periodista había vivido la fase de grupos en Alemania, pero no creía lo suficiente en Italia y tuvo que regresar a Pantelleria, una pequeña isla siciliana próxima a Túnez.

En su tierra natal vivió las eliminatorias y al vencer a los germanos tenía que estar presente en la final. En ese momento comenzó la aventura. “Las semifinales fueron el miércoles por la noche y la final, el domingo. Pantelleria no ofrece la oportunidad de viajar cuando quieras. Tenías que coger un barco, luego un avión… El viernes por la mañana empecé un viaje de 36 horas con ferry, autobús, avión hasta Hannover y dormir en el aeropuerto y hacer autostop con dos prófugos iraquíes. El último paso fue un tren desde Wolfsburgo a Berlin. Esa final fue el último partido que viví como aficionado antes de adentrarme en la profesión”, ha confesado.

El 9 de julio de 2006 tendría lugar la final. Un partido que arrancó mal para Italia. “Empezaron ganando con un penalti sobre Malouda. Marcó Zidane a lo panenka y hay una frase que refleja todo el sentimiento italiano. Fue de Buffon que en rueda de prensa contó que había pensado ‘¡Es imposible que nos ganen otra vez!‘”, ha señalado Tancredi en alusión a la final anteriormente perdida frente a los galos.

El autor del penalti había sido Marco Materazzi que se erigió como protagonista de aquella veraniega noche en Berlín. Primero empataría el partido con un gran gol de cabeza. Para el recuerdo de los italianos quedó su emotiva celebración. “Señaló con ambas manos al cielo y se pudieron leer sus labios que decían ‘Mamá, esto es para ti’. Marco había perdido a su madre con 14 años y está era la primera ocasión que dedicaba un tanto a su difunda madre”.

El partido fue complicado para Italia por el desgaste de las semifinales. Parecía que la final se decantaría por el lado del bando francés. Hasta el minuto 110. El Estadio Olímpico de Berlín se paralizó. Materazzi estaba tendido en el suelo y nadie sabía qué había ocurrido. “No nos dimos cuenta en el estadio”, comienza Tancredi. “Todos se acercaron a las pantallas que había en los puestos de comida y vimos la acción. De repente hubo un murmullo que se esparció por el campo”.

Finalmente, Horacio Elizondo expulsaría a Zidane por aquel histórico cabezazo en el pecho del defensor y finalizaría su trayectoria como profesional. “Cuando enseñó la tarjeta roja, toda la parte italiana empezamos a putear a Zidane. Fuimos a Berlín para ver morir a Zidane. En ese momento teníamos la confianza de que la Copa del Mundo era nuestra”.

El resto, como se dice, es historia. Italia vencería en los penaltis con el definitivo tanto de Fabio Grosso. “Era el elegido”, indicó el periodista. Una de las mejores tandas de penaltis jamás vistas en este deporte y la celebración no se hizo esperar por parte de los italianos. Aunque hubo un momento de calma antes de la tormenta para Palmeri. “Cuando Grosso marcó, hubo un cuarto de segundo en el que sentí el silencio“. Ese día Italia se consagró por cuarta vez en su historia como campeona del mundo. Casi dos décadas después, los transalpinos regresan a Berlín para comenzar su camino rumbo a la tercera Eurocopa de su historia.