Los Leoncitos ponen a España en el mapa del rugby sub-20 – AS

Francia y Nueva Zelanda, compañeras de baile en el grupo A, tendrán todos los recursos del mundo, pero ni juntando los presupuestos de las dos federaciones podrían comprar lo que tiene España: la ilusión de las primera veces. La Selección sub-20 juega este sábado (desde las 14:00, en directo bajo registro en Rugby Pass TV) el primer partido de su historia en un Mundial de la categoría. Será, además, el inaugural, que le medirá con los franceses, vigentes campeones. Un hito que, bien aprovechado, podría suponer un salto de calidad exponencial en la base del rugby nacional. Quién sabe si, dentro de unos años, una coletilla habitual cuando se hable de otros éxitos. El clásico “allí empezó todo”.

Dependerá de muchas cosas. En primer lugar, de la continuidad en el torneo, que pasa por no ser el último de los doce participantes. Y eso, cuando uno se codea con, además de los citados arriba, Australia, Georgia, Irlanda e Italia, los integrantes del grupo B, y Argentina, Inglaterra, Fiyi y Sudáfrica, los del C, es una empresa hercúlea. Así que, descartada por prematura la posibilidad de sacar resultados positivos ante el Gallo (ganador de las últimas tres ediciones) y los All Blacks (dominadores históricos con seis entorchados), la opción realista para asegurar la permanencia pasa por intentar extraer buenas sensaciones del partido contra Gales, el rival más asequible de la primera fase, el día 4 y después poner toda la carne en el asador en las eliminatoria para evitar la 12ª plaza.

En torno a esa idea se articula el enfoque de Ricardo Martinena, el seleccionador, que no gasta ni un gramo de saliva en tratar de ocultar la realidad. “No nos gusta mentir a los jugadores. Nosotros tenemos un mapa que es el partido a partido. El objetivo es llegar muy vivos al quinto partido, sin dejar de competir en cada uno. Tenemos 30 jugadores que pueden competir y tenemos que gestionarles los minutos para llegar al cuarto y quinto partido (los que decidirán la permanencia) bien”. El grupo, por motivos de edad, lo componen principalmente jugadores que no estaban en la consecución del ascenso con el título en el Trophy del año pasado. Solo Javier López de Haro, Yago Fernández, Valentino Rizzo, Aniol Franch y Gabriel Rocaries repiten de aquello, y faltan jugadores fundamentales entonces como Daniel Catanzaro o Ignacio Piñeiro. Pero hay madera también en la nueva camada, con efectivos como Alberto Carmona, que ya ha debutado como la absoluta, o Mannex Ariceta, que se curte en un histórico del rugby francés como el Aviron Bayonnais. En el rodaje hacia el Mundial se ha ganado al Dax Espoirs francés, a la academia de un coloso irlandés como Munster y a Terenure College. Los resultados más recientes, un 36-5 contra Italia más halagüeño de lo que el resultado indica y un triunfo por 7-84 ante la Stellenbosch Academy sudafricana.

La preparación para un partido de las características del inaugural, ante un rival de un nivel al que España no está acostumbrada, es singular, especialmente en el aspecto mental. “Es una de las cosas que nos ha preocupado. No les queremos ni abajo ni arriba. Ni sobreexcitados ni con miedo. Queremos que tengan confianza, que crean en sí mismos y en lo que entrenamos”, resume Martirena. Ayuda en cierto modo, reconoce, el recuerdo de la Selección absoluta y los fiascos administrativos que le han apartado de los dos últimos Mundiales: “Soy íntimo amigo de muchos integrantes de esos equipos. Sé lo mal que lo pasaron y lo mucho que nos apoyan, porque ven reflejado lo que no pudieron hacer. Decirles que vamos a pelear a muerte para conseguir permanecer en esta Copa del Mundo, de la que creo que España no debe salir. Lucharemos con su espíritu”.

Otra parte del combustible que moverá a los Leoncitos viene del esnobismo con el que les miran algunos de sus rivales. Ariceta, que conoce a varios integrantes de la selección francesa, asegura que se ufanan de no haber estudiado a España, y que eso solo les influye a nivel de “motivación”. Los galeses, cuenta Martirena, sí que están “preocupados”. Deberían. No conviene subestimar nunca el poder de la ilusión y las ansias de reconocimiento internacional de un equipo pequeño como es España en esto del rugby. Por mucho que la realidad, siempre más prosaica, marque que es el equipo más débil del campeonato.

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