Música

Discos de salsa y rock mueven el mercado del vinilo en el Centro de Medellín – El Colombiano


El vinilo ha sobrevivido a los embates del casete, el CD, el MP3, YouTube y a plataformas como Spotify.

Después de su edad dorada en las décadas de los 70 y 80, del siglo XX, donde eran los reyes del mercado y la difusión musical dependía casi que exclusivamente de su producción y venta, los acetatos perdieron protagonismo desde los 90, pero con la llegada del nuevo siglo, en especial en los últimos 10 años, volvieron a ser relevantes.

Este boom por comprar discos es tal que en noviembre de 2010, un LP (Long Play) de acetato con una grabación de seis minutos de 1964 entre Brian Wilson, Dick Dale y The Beatles, fue vendido en una subasta por 10.400 dólares.

Hoy cada vez se abren en las grandes ciudades del mundo más tiendas de venta de vinilos de segunda mano y Medellín no es ajena a esta tendencia, aunque acá ese negocio suma más de 50 años.

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Vuelta por el Centro

Uno de esos lugares en la capital antioqueña es Disco Archivo, un pequeño local ubicado en el segundo piso del Paseo Comercial La Playa, a media cuadra de la Avenida Oriental, en todo el corazón del Centro de Medellín. Un pasaje comercial donde predominan los estudios de tatuajes, tiendas de tecnología y ropa, un lugar muy popular y visitado entre los “rockeros”.

En Disco Archivo está Javier Jaramillo, un consagrado salsero que lleva 51 años de su vida, 31 de ellos en Cali y 20 en Medellín, en el negocio de los discos.

En su tienda guarda cerca de 2.000 vinilos, que van desde los $4.000 (los de tango y música vieja), hasta los $300.000, en especial los de salsa y rock, los más buscados y cotizados.

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“Lo que más están buscando ahora es un LP de la Orquesta Nárvaez, que hoy vale $180.000, antes costaba un infierno de plata, pero salió una reedición de ese álbum y eso bajó el precio. Antes pagaban más de $500.000 por él”, detalla Javier, que dice que la música siempre ha sido su vida.

A la hora de hablar de sus compradores dice que en su mayoría son coleccionistas y dueños de “tabernas”, a la vez que cuenta que hay muchos “muchachos” comprando discos. Este boom por los LP lo define como “limitado y costoso”.

Cuenta que hasta Disco Archivo llega mucha gente a vender colecciones de música vieja y tango, “pero eso ya no se vende casi, en cambio, se mueve mucho la salsa y el rock, que tienen mucha demanda. El rockero es un buen cliente”.

En medio del arrume de discos también hay CD, de los que dice ya no se venden tanto. Los precios de estos van desde $5.000 a $50.000. “El Compact Disc y otros formatos están muy quietos, el LP en cambio ha cogido un auge impresionante”, comenta Jaramillo.

A la par de la venta de acetatos creció el interés por los tornamesas para reproducir los discos. En la tienda de Javier Jaramillo los hay de 300.000, 500.000, 2’000.000 y 3’000.000 de pesos. “Eso es como los carros, depende del precio y del presupuesto”.

En la tienda de salsero de la vieja guardia, que siempre luce una gorra con los emblemas de Cuba, también hay a la venta camisetas estampadas con las fotos de las leyendas de la salsa, llaveros, afiches, artesanías y discos decorativos, que un amigo suyo hace en Bogotá.

Ese artesano rolo estampa colores y figuras sobre los acetatos, que los hacen muy llamativos a la hora de decorar, por ejemplo, un bar.

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En el mismo sitio, en el Paseo Comercial La Playa, está Hit Musical, tal vez la tienda más grande de venta y compra de LP de primera y segunda mano. En La Playa está la sede alterna, porque la principal está en toda la esquina, en un segundo piso, de Maracaibo con Sucre. Allí se consiguen vinilos nuevos y usados, tal vez el mercado más grande de la ciudad de discos.

En La Bastilla

A tan solo tres cuadras de Disco Archivo está Rincón Musical, en el Centro Comercial Del Libro y La Cultura, en el tradicional Pasaje de La Bastilla.

Allí está Fredy Perdomo Rodríguez, un caleño residenciado hace más de 40 años en Medellín, que tiene dos puestos de venta de discos, separados por no más de 20 metros. Según sus cálculos, en los dos locales puede tener más de 5.000 acetatos.

“Empezamos vendiendo discos con mi papá en una carretilla en Bolívar con Amador, luego pasamos a San Ignacio, Parque de Berrío y desde hace unos 20 años estoy en La Bastilla”, comenta Fredy, que coincide en señalar que lo que más se mueven son los acetatos de salsa, rock y bailables.

El disco más caro que ha vendido es uno de la banda inglesa Queen, por el que le pagaron $2’500.000. “Era muy escaso y era un disco prensado en Estados Unidos. Los que se producen en Colombia son más económicos”, detalla el coleccionista, que resalta que el rockero es muy exigente, porque siempre busca que la carátula esté impecable, sin rayones y que las puntas de la misma no estén arrugadas o desgastadas.

En los últimos años, se han cotizado mucho los vinilos de colores, que son nacionales. Los buscan, no por la música, sino para decoración. Los hay fucsia, amarillo, azules o blancos que sobresalen sobre el tradicional color negro.

Otra de sus joyas es un disco láser de Bananarama, un grupo británico de música pop de 1979, integrado solo por mujeres.

Los “muchachos”

Al igual que Javier Jaramillo, de Disco Archivo, Fredy cuenta que los que más compran son las personas jóvenes, muchos de los cuales nunca en su vida habían tenido contacto con los LP, solo los conocían en videos.

Hasta sus dos negocios de discos en La Bastilla también están llegando turistas extranjeros buscando joyas para llevar de regreso a sus países de origen. Igualmente, le hacen muchos pedidos de Estados Unidos a través de Instagram, en una cuenta que creó y maneja su hija, porque él poco entiende del tema. “Hace poquito mandamos tres para Japón”.

Antes de las redes sociales, vendía y compraba a través de los avisos clasificados de las páginas de EL COLOMBIANO, un método que le funcionó muy bien y que aún utiliza. Sobre sus gustos musicales dice que, aunque escucha de todo, le gusta la salsa y las baladas. El mejor día de ventas es el sábado.

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Los precios van desde $3.000 y se consiguen a 5.000, 8.000 y 20.000 pesos, y otras joyas de rock y salsa desde $80.000.

En el último año, ha notado que muchas personas llegan a ofrecerle colecciones de tango y música vieja, que pertenecían a sus padres o abuelos fallecidos, sin embargo, no ha vuelto a comprar de esos géneros porque ya no tienen tanta demanda. Los que los buscan, ya no bajan al Centro o han fallecido”.

Al preguntarle por el secreto que tienen los acetatos no duda en señalar que es la calidad del sonido, algo que nunca logró el CD ni el casete. A eso le suma el color y los diseños de la carátulas, “algunas son verdaderas joyas de arte”.

A la par de vinilos y CD, también tiene un pequeño remanente de casetes, una línea que poco se mueve , pero que tiene unos clientes fieles. La gran dificultad hoy es que hay pocos reproductores disponibles para escucharlos.

En el mismo centro del libro hay otro local destinado al mundo de la música, se trata del Jibarito, del mismo bar de salsa en un segundo piso al frente del llamado Parque del Periodista, también en el Centro.

San José

A tan solo cuadra y media del Centro Comercial Del Libro y La Cultura está el Pasaje San José, justo al lado de la iglesia del mismo nombre, al frente de la estación del tranvía.

Allí hay otro Rincón Musical, esta vez atendido por Octavio Perdomo, hermano de Fredy, el de La Bastilla. También lleva 45 años en el negocio de la música, vendiendo y comprado discos. En el local del Pasaje San José está instalado hace 30 años.

Octavio es un viajero constante, en especial a México, Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos, destinos a los que llega con una maleta vacía y regresa con ella llena de discos para vender. En los últimos años también viaja a llevar discos que le encargan a través de su cuenta en Instagram @musicalessanjose.

A la hora de preguntarle cuáles son las “joyas” que actualmente tiene a la venta, dice que tiene discos de 1’000.000 y 1’500.000 de pesos. Uno de ellos es un álbum de The Purple, que el acetato es de color y que, según Octavio, buscan muchos porque es muy escaso y “raro”.

También tiene uno de salsa titulado A Correr To’ El Mundo Llegó… La Traviesa, que lo tiene avaluado en 1.500 dólares, “salsa de Puerto Rico”, detalla Octavio, al decir que de ese disco no sacaron más de 400 ejemplares y se agotaron. “Lo traje desde Puerto Rico”.

Desde Monterrey, México, le están pidiendo muchos discos bailables de Gildardo Montoya y Joaquín Bedoya. “Compran todo lo que es parrandero y vallenato”.

Sobre lo que compran los paisas reseña que buscan “cosas raras de salsa” y cuenta que su venta más reciente fue uno de Óscar Agudelo en 1.000 dólares a un coleccionista que hace un programa de salsa en la radio de Medellín.

Hasta reguetón

El boom de los vinilos no se limita a los clásicos o a la música de antes, sino que actualmente los grandes artistas están lanzando sus álbumes en acetato.

De los artistas nacionales, Andrés Cepeda, Juanes, Morat, J Balvin, Shakira, Greeicy, Maluma y la misma Karol G han lanzado sus trabajos en este formato de vinilos, con ejemplares limitados, que con seguridad en algunos años serán verdaderas joyas.

Internacionalmente, figuras latinas como Bad Bunny han hecho lo mismo, al igual que Olivia Rodrigo, Taylor Swift, Billie Eilish, Harry Styles, Arctic Monkeys, The Strokes, Foo Fighters, Kanye West y Lana Del Rey, entre otros, se han dejado seducir por la resurrección del vinilo para presentar sus trabajos en este formato. El valor de estos va desde los $80.000 a $120.000.

El vinilo está de moda no solo en Medellín, sino en el mundo entero y no parece que esa tendencia vaya a desaparecer pronto. Su sonido único, su valor como objeto de colección y su capacidad para crear una experiencia auditiva más personal lo convierten en una opción atractiva para los amantes de la música de todas las edades.

Los pros y contras de los vinilos

La idea de que el sonido del acetato es mejor que otros formatos como el CD o el audio digital se basa en que los vinilos pueden capturar una mayor gama de sonidos, desde los más suaves hasta los más fuertes, lo que se traduce en una experiencia auditiva más rica y natural.

El proceso de grabación y reproducción en acetato introduce sutiles distorsiones y armónicos que algunos aprecian como agradables, aportando calidez y “alma” a la música.

Escuchar un disco de vinilo implica un proceso más activo y consciente, desde la selección del disco, la colocación de la aguja hasta el cuidado del mismo. Esto puede crear una experiencia auditiva más envolvente y memorable.

Para muchos, el sonido del vinilo evoca recuerdos y emociones asociadas a una época o a artistas específicos, lo que le añade un valor sentimental especial.

Por otro lado, el vinilo es más susceptible a rayones, polvo y otros daños que pueden afectar la calidad del sonido.

Igualmente, el rango de frecuencias que puede reproducir el vinilo es menor al de formatos digitales como el CD, lo que significa que algunos detalles sonoros pueden perderse.

Finalmente, los tocadiscos y los discos de vinilo pueden ser costosos y requieren un cuidado especial. Además, el proceso de escuchar un disco es menos práctico que la reproducción digital.





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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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