En su niñez acudía al Estadio Azul a ver los juegos preliminares hasta que el doctor David González Ogaza lo integró al club amateur de Lafayette. “Ahí tenían infantiles, juveniles, reserva especial, todo lo que te exige la Federación lo tenía Lafayette, lo que Cruz Azul no tenía”.
Tras jugar con la reserva estuvo cerca de dejar al equipo hasta que González Ogaza le pidió que “se aguantara porque iba a haber cambios”.
“En un partido contra el Atlante, jugamos y le ganamos al Atlante 1-0. Un directivo, no recuerdo su nombre, le dijo al doctor que a partir de ese partido ya éramos Cruz Azul. No le podían cambiar el nombre en la Federación hasta que acabara el campeonato”, comentó en entrevista con Mediotiempo.
“Nos empezó a decir, ‘quítenles la playera’, porque éramos rojo con blanco y nos empezó a dar la playera de Cruz Azul. Nos hablaron bonito, ‘el que la gane ya la tiene hecha’”
Todo el esquema se mudó a Cruz Azul Hidalgo donde conoció a Guillermo Álvarez Macías, padre del actual presidente cementero.
“En ese tiempo, cuando nos fuimos a Cruz Azul Hidalgo me encuentro con el papá de Billy Álvarez, don Guillermo Álvarez y el doctor Garcés. Cuando estábamos ya jugando nos estaban haciendo una preparación de acoplamiento y sacaban partidos con equipos de primera división, de segunda división, así en diferentes partes de la República y entonces nos pusieron las Liebres porque corríamos como locos. Todos corrían parejitos como queremos ahora que corran, aparte tú sabías, te tomaban en cuenta o no te tomaban en cuenta”.
Galván firmó contrato como amateur, jugó dos campeonatos con la Máquina celeste en Segunda División pero, Felipe la “Marrana” Castañeda, su ídolo de la juventud, lo fichó para el club Torreón, donde no le pagaban y entonces decidió probar suerte en ligas de Estados Unidos antes de volver a México.
Así fue como perdió su oportunidad de integrar el equipo cementero que a la postre logró el ascenso en 1964, sin embargo, recibió una segunda oportunidad de estar con Cruz Azul justo después de retirarse en 1966. “Desde el 60 yo no he dejado Cruz Azul, ya sea como jugador o como formador. En ese año estaba el licenciado José Luis Guerrero al frente”.
“Me acuerdo cuando estaban haciendo la Noria, la cancha de Cruz azul Hidalgo, nosotros la inauguramos cuando tenía tribunas de madera, decía la gente ‘ya muy wey el que no sepa jugar futbol aquí’ porque parecía mesa de billar. En Segunda División la mejor era de Cruz Azul”.
El sábado acudirá al Estadio Azul a ver por última vez al equipo de sus amores en el último juego de futbol en dicho inmueble antes de que sea demolido este año.
“(Mi mejor recuerdo es) ser participante de Cruz Azul y venir a jugar aquí… no creas que yo fui grande, no, hay detallitos en todos los aspectos, desde la directiva, amigos que nos frecuentamos, a ver si el licenciado sacaba un partido aquí de puros veteranos”, expresó.
