Ciclismo

Pogacar ya no sufre a 40 grados tras aplicar en sus entrenamientos “el uso del mono de pintor y el principio del … – Diario del Triatlon

“Ha sido un buen día, se ha rodado a buen ritmo e incluso con el fortísimo calor me he sentido bien y eso es una buena noticia para mí”, aseguraba  Tadej Pogacar al acabar la primera e infernal primera etapa del Tour de Francia donde se alcanzaron en algunos momentos los 40 grados.

 

 

 

 

El ciclista esloveno siempre ha reconocido que su punto débil es el calor intenso. Nació y creció en una zona fría y ha tenido que trabajar mucho para que su cuerpo se adpate a las altas temperaturas. Su equipo (UAE) lleva dos años diseñando un plan de entrenamiento específico para que el bicampeón del tour se aclimate al calor y la estrategia según su jefe de rendimiento y el propio ciclista “ha sido un éxito”.

 

 

En las tres semanas de concentración en altitud donde ha preparado Pogacar el Tour era habitual verle a él y a sus cinco compañeros de entrenamientos  vestidas con monos de pintores pedaleando suavemente en bicicletas estáticas en una sala en la que varios calefactores a plena potencia calentaban a 40 grados. Se trataba de sesiones de aclimatación al calor extremo que llevan dos años poníéndose en práctica en el equipo UAE . La escuela de calor la denominan en el pelotón profesional.

 

 

Con el calor el rendimiento disminuye porque al descender el volumen plasmático con la sudoración para enfriar el cuerpo, se reduce el flujo sanguíneo a los músculos y también se ve afectado el sistema nervioso, pues el cerebro se sobresalta por la percepción exagerada de esfuerzo y disminuye su actividad para salvaguardar su energía”, explica Pedro Valenzuela, doctor en Ciencias de la Salud e investigador en el Hospital 12 de Octubre, de Madrid, en una entrevista con El Páis.

 

 

“Cuando se calienta el motor y se evapora el agua hay que rellenarlo”

 

El doctor experto en rendimiento de ciclismo explica las enormes diferencias en el pedaleo a unas temperaturas u otras: “Nos basamos en los datos de valores medios de potencia máxima (MMP) de más de 70 ciclistas profesionales a lo largo de ocho años tanto en entrenamientos como en competición, y observamos un deterioro del rendimiento a temperaturas más frías (-18% a 5º) y más cálidas (-9% a 35º). Los valores más altos, en efecto, se alcanzaban entre 10º y 25º”.

 

[Img #59729]

 

 

La mejor forma de lograr que el calor no influya en el rendimiento, como explica en El País,  son los entrenamientos de calor. “Con tres sesiones semanales de rodajes suaves a 40 grados, en dos semanas se consiguen adaptaciones hematológicas interesantes. Así, cuando compites en calor tienes la capacidad de sudar más para enfriar más tu cuerpo sin reducir mucho el flujo sanguíneo. Y con mayor volumen plasmático, además de llegar más sangre al músculo con cada latido, también se termorregula mejor. Hay mayor sudoración con menor expresión de sodio”.

 

 

 

Manuel Rodríguez, médico del Lidl-Trek, señala que con lo que trabaja UAE y el resto de equipos profesionales de ciclismo es “ el principio del radiador de los coches de antes. Cuando se calienta el motor y se evapora el agua hay que rellenarlo. Subir el nivel plasmático es como rellenar el radiador…”.

 

 

“El máximo rendimiento se consigue hasta 25 grados”

 

 

Aitor Viribay, fisiólogo en el Ineos, comparte la opinión del doctor Valenzuela sobre los enormes efectos del calor extremo en el rendimiento de un ciclista profesional: “Yo diría que la temperatura mejor para alcanzar el máximo rendimiento es inferior a 25 grados. Con 22 o con 20 grados se puede activar un protocolo de calor porque hay una cosa que no hay que desestimar, el estrés térmico depende tanto de la temperatura externa como de la interna. Y ahí el principal factor es la intensidad. A veces un día de 20 grados en el que se va a tope puede ser mucho más duro que un día de 26 a intensidad media. En una crono a 18 grados, que disputamos a una intensidad máxima, nosotros hacemos cooling porque térmicamente equivale a correr a 28 grados en una intensidad media”.

 

 

“Ahora todos los equipos usan los entrenamientos en calor también para aumentar los valores hematológicos, el volumen plasmático o el nivel de hemoglobina. Se hacen bloques en calor para aumentar la hemoglobina [la madre del VO2max, la capacidad de transportar y consumir oxígeno, el principio que hizo de la EPO el dopaje por antonomasia a finales del siglo XX] usando el calor como estímulo, no la altitud, como se hace también. “Es una fina línea, un poco como la altitud. El estrés térmico te puede vaciar de glucógeno porque el gasto en glucosa es superalto. Se trata de individualizar los protocolos en función de la temperatura interna. Cada uno tiene un límite de estrés térmico, aunque normalmente se entiende que en torno a los 38, 38,5 grados de la temperatura del core interno, un estado febril, bien medida con pastilla o medida con otros aparatos, se sitúa el umbral, la línea del estrés térmico en el que comienzan las adaptaciones. Igual que en altura buscas una saturación de oxígeno inferior a 92 para aumentar el hematocrito, en calor se trata de pasar de 38,5 y llegar casi hasta 40 grados en los protocolos más agresivos para inducir ese estrés”.”, explica Viribay.

Source link

Julieta Elena

Tiene más de 5 años de experiencia en la redacción de noticias deportivas en línea, incluyendo más de cuatro años como periodista digital especializado en fútbol. Proporciona contenido principalmente relacionado con el fútbol, como avances de partidos y noticias diarias. Forma parte de marcahora.xyz desde abril de 2023.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button