Los Spurs tienen a un nuevo director de juego. Y no a un cualquiera. A pesar de que había priorizado opciones que le pudieran llevar a un campeonato, el que todavía no ha ganado, esta vez se ha decantado por el futuro con mayúsculas y, sobre todo, por ayudar a construirlo merced a su insondable sapiencia. A la ciudad texana ha llegado Chris Paul en la apertura del mercado veraniego.
El periodista Chris Haynes adelantó su nuevo destino y Adrian Wojnarowski le puso precio al fichaje: 11 millones de dólares por una temporada, una ilusionante 2024/25 que marcará el curso en el que Victor Wembanyama será sophomore. Pocos hay mejores que Paul para establecer los tiempos de los ataques y que el unicornio francés demuestre todo su potencial. A sus 39 años, y como miembro de la NBA desde 2005 en los peldaños más altos del sistema, será entrenado por primera vez por otro de los maestros de este deporte, Gregg Popovich, en una unión a tres bandas que promete sólo de pensar en ella.
Los Warriors aguantaron hasta el último minuto de tiempo que tenían para intentar utilizar a Paul como moneda de cambio para algún intercambio, como le pasa a Wiggins o como le va a ocurrir a Thompson a pesar de su marcha confirmada. La fórmula no se pudo encontrar con él y el equipo de San Francisco le cortó para que pudiera explorar el mercado en toda su extensión.
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Chris Paul, con pasado en Hornets, Clippers, Rockets, Thunder, Suns y Warriors, miembro de la selección de 75 mejores de la NBA en ese cumpleaños de la competición, 12 veces presente en el All-Star, viene de una temporada extraña: por primera vez fue suplente de manera regular, bajo la orden de Steve Kerr, y se bajo de los dobles dígitos en puntos (9,2) también como algo inédito. A los Warriors no les pudo ayudar siquiera a entrar en playoffs. Su leyenda negra se mantiene, siendo uno de los mejores de la historia sin haber ganado el Anillo, y va a unos Spurs con largo recorrido pero que no dejan de ser uno de los peores equipos del Oeste. Aportará calidad y maneras para que los más jóvenes puedan beber de él. ¿Juan Núñez? Sería explosivo tener al base español aprendiendo de uno de los más grandes, pero la decisión sobre su llegada a Estados Unidos todavía debe tomar cuerpo y ser ampliamente discutida por jugador y asesores (Barça y Madrid, expectantes también).
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