La trayectoria deportiva de Eugenie Bouchard sufrió un giro radical que nadie explica. Los amantes del tenis recuerdan a aquella jugadora canadiense que se convirtió en número 5 del mundo (octubre de 2014) tras llegar a la final de Wimbledon, y que ahora ocupa el puesto 524 del ranking WTA por culpa de las lesiones y los malos resultados. También es una estrella en redes sociales, donde acumula más de dos millones de seguidores en Instagram.
La tenista, que tan solo ha disputado tres partidos en 2024, ha concedido una de sus entrevistas más sinceras. Lo ha hecho en el podcast Not alone, donde ha reconocido que su sex appeal, poder de atracción física y sexual de una persona, le ha ayudado mucho en su vida. Bouchard considera que el tenis es “un gran deporte para el atractivo sexual” y conseguir patrocinios publicitarios con marcas y firmas que no tienen relación con el mundo del tenis.
“El tenis, ante todo, es un gran deporte para el atractivo sexual. Llevamos faldas cortas, tops… Es bueno encender la televisión y ver eso. Eso me ha ayudado tener contratos fuera de pista. Me han pedido veces que salga en la portada de Sport Illustrated con ropa de baño. Eso estaba en mi lista de cosas por hacer. Es parte de lo que soy y creo que es genial. Me ayudó a incrementar mi base de fans, mi audiencia, y eso mejoró mis contratos. Eso podía hacer que alguien de Miami viniera a verme jugar al tenis. ¿Por qué mantenerme en una caja? ¿Por qué no intentar crecer o mejorar, trascender el tenis o explorar otros campos?”, afirma.
“Podría vivir cómodamente el resto de mi vida sin golpear una pelota”
La canadiense sostiene que este aspecto, en el que se valora más la belleza que el deporte, es beneficioso para el mundo del tenis. “Eso es bueno para el tenis en general, para el tenis femenino, para el deporte femenino. Es bueno para todos”, asevera. Bouchard reconoció durante una entrevista en el Mutua Madrid Open 2023 que “podría vivir cómodamente” el resto de su vida sin golpear una pelota gracias a los patrocinios que ha ido firmando a lo largo de su carrera.
“Podría sentarme en mi sofá y ver Netflix y eso suena atractivo, sin duda, pero después de dos días, me volvería loca. Necesitaba un proyecto, algo que hacer y era como ‘Mientras físicamente me siga sintiendo joven, ¿por qué no seguir haciendo tenis?’ Perseguiré otros proyectos más adelante, pero ahora déjame ver qué puedo hacer hasta que decida no jugar más”.
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