âLos siete samuráisâ cumplen 70 años llenos de vitalidad | Entretenimiento
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NUEVA YORK (AP) â âLos siete samuráisâ (âShichinin no samuraiâ) de Akira Kurosawa celebran este año su 70 aniversario. Pero a pesar de su antigüedad, la vitalidad y el movimiento ágil de esta epopeya siguen siendo impresionantes.
Ver ese filme de nuevo es ser arrastrado por su acción fluida y su amplitud de visión. Con la misma rapidez con la que Kambei Shimada (Takashi Shimura), el noble lÃder samurái de los siete, corre de un lado a otro en la batalla culminante, âLos siete samuráisâ se mueve, ¡está viva! Vuela a través de campos de arroz y senderos boscosos. La cámara de Kurosawa no anticipa hacia dónde se desarrolla la acción, sino que la persigue de frente.
Para muchos de sus admiradores, âLos siete samuráisâ también ha sido una especie de búsqueda. No es que la pelÃcula de Kurosawa sea tan elusiva, es una historia bastante sencilla que establece su significado claramente. Su misterio es más del tipo reservado para un gran monumento cuya existencia parece tan insondable como innegable.
âLos siete samuráisâ, una epopeya de 207 minutos sobre una comunidad agrÃcola del siglo XVI que recurre a una banda de samuráis para defenderse de los bandidos merodeadores, parece que siempre ha estado aquÃ, firmemente afianzada en el canon cinematográfico. Cualquier lista de principiantes en el cine mundial probablemente la incluya. En la encuesta de cada década de Sight and Sound a crÃticos y cineastas, ha caÃdo ligeramente, pero no mucho. En 2022, ocupó el puesto número 20, junto a âApocalypse Nowâ (âApocalipsis ahoraâ), cuyo director, Francis Ford Coppola, es uno de los admiradores más devotos de Kurosawa.
Coppola y sus contemporáneos como Martin Scorsese y George Lucas adoraban a Kurosawa. Scorsese describió una vez âel shock de ese nivel de maestrÃaâ cuando se encontró con las pelÃculas de Kurosawa en la década de 1950. Generaciones posteriores de cineastas han tenido reacciones similares. Alexander Payne llamó a âLos siete samuráisâ un rayo que cambió su vida. Después de verla cuando era joven, se dijo a sà mismo: âNunca escalaré una montaña tan alta, pero quiero estar en esa montañaâ.
âNadie se ha acercadoâ, escribió la crÃtica Pauline Kael hace años, un juicio que aún se mantiene.
Este verano, coincidiendo con el 70 aniversario de la pelÃcula de 1954, una nueva restauración de âLos siete samuráisâ se proyectará en los cines a partir del miércoles en Nueva York y se expandirá por todo Estados Unidos el 12 de julio. Es una oportunidad para volver a visitar un clásico frÃo como una piedra en todo su esplendor en la pantalla grande.
El afecto, por supuesto, no es universal para âLos siete samuráisâ. Algunos sectores de la crÃtica siempre preferirán a Ozu o Mizoguchi. El atractivo de Kurosawa en Occidente siempre se ha debido en parte a que él mismo estaba inmerso en las pelÃculas de género de Hollywood. Kurosawa, quien hizo âLos siete samuráisâ a partir de las obras maestras de âRashomonâ (1950) e âIkiruâ (1952), fue influenciado por las pelÃculas de John Ford. Los westerns, a su vez, se inspiraron en la obra maestra de Kurosawa, comenzando con la versión de John Sturges de 1960, âThe Magnificent Sevenâ (âLos siete magnÃficosâ), una pelÃcula que tomó el tÃtulo estadounidense del lanzamiento inicial en Estados Unidos de âLos siete samuráisâ, para la que Toho Studios cortó 50 minutos.
La larga influencia de âLos siete samuráisâ se puede ver en todas partes, desde las transiciones laterales de âStar Warsâ hasta âA Bugâs Lifeâ (âBichos: Una aventura en miniaturaâ) de Pixar. Y, dada la cantidad de pelÃculas que han adoptado enfoques más superficiales para su narrativa de banda de guerreros reunidos, una visión pesimista de âLos siete samuráisâ podrÃa lamentarla como precursora de las primeras pelÃculas de gran presupuesto de hoy en dÃa. Rodada en 148 dÃas repartidos a lo largo de todo un año, âLos siete samuráisâ fue en su momento la pelÃcula japonesa más cara jamás realizada, y una de las más populares en taquilla.
Pero âLos siete samuráisâ no deberÃa tener que pagar por sus imitaciones más pálidas. Al ver de nuevo la obra maestra de Kurosawa, lo sorprendente es lo mucho que sigue siendo una clase por sà misma. PodrÃas señalar elementos particulares: ¡La coreografÃa! ¡La lluvia! ¡Toshiro Mifune! Pero va más allá de la vasta suma de sus muchas partes.
Cuando Kurosawa decidió hacer la que serÃa su primera pelÃcula de samuráis, Japón acababa de salir de la ocupación estadounidense de la posguerra. El cine de samuráis habÃa permanecido un poco inactivo durante ese perÃodo, y âLos siete samuráisâ ayudarÃa a restablecerlo.
Pero la pelÃcula de Kurosawa, que fue escrita por él con Shinobu Hashimoto y Hideo Oguni después de una larga investigación, hace malabarismos con los temas del individualismo y el sacrificio por el bien común que resonaron en el Japón de la posguerra. âLos siete samuráisâ, sin embargo, está más cerca del mito cinematográfico que de la leyenda local. Su última lÃnea de batalla no es entre los aldeanos asistidos por samuráis y los bandidos, sino que radica en la tensión entre los samuráis y los aldeanos, que esconden ansiosamente a sus mujeres de los guerreros contratados y que, al final, celebran una victoria diferente a la de los samuráis.
âAl final, nosotros también perdimos esta batallaâ, dice un samurái superviviente.
âLos siete samuráisâ, esperanzadora y trágica a la vez, trata menos de una batalla del bien contra el mal que de una verdad eterna de soldados. Los samuráis no vuelven, como hacen los aldeanos, a la vida normal. Y para aquellos que perecen boca abajo en el barro -momentos en los que Kurosawa se detiene, una perspectiva que Michael Mann adoptarÃa más tarde en las muertes de âHeatâ- el destino es particularmente cruel. En esta pelÃcula eternamente dinámica, sus momentos de quietud son a menudo los más profundos.
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