- Tawny Lara comenzó junto a su esposo un negocio de bebidas sin alcohol llamada (paréntesis).
- Al principio, estaban preocupados por trabajar juntos, no querían mezclar ‘negocios con placer.’
- Lara contó los desafíos de su relación y su negocio y cómo los afrontan.
- ¡Nos vemos en TikTok!
Casi todos los libros de negocios te recomiendan que no mezcles trabajo con placer, mucho menos que tengas un negocio con tu pareja.
Como sociedad, vivimos en un tiempo donde las personas deciden qué principios tienen sentido para nuestras vidas y cuáles simplemente no son tan válidos.
Cuando escuché que me dijeron «no inicies un negocio con tu pareja», me sonó tan anticuado como la frase «elige una empresa con un buen plan de retiro y listo».
Aunque el plan de retiro es una reliquia en el sector privado de Estados Unidos, los datos del Censo muestran que 10% de las empresas estadounidenses son emprendimientos de parejas.
Mi esposo y yo estamos en ese 10%, y somos más fuertes que nunca.
Tener un negocio con tu pareja puede ser beneficioso para su relación
Muchas parejas, amigos y familiares dirigen negocios exitosos juntos. Las complicaciones son inevitables en todas las dinámicas de relaciones interpersonales, entonces, ¿por qué no iniciar un negocio con alguien que te conoce por dentro y por fuera?
Alguien que entiende tu tendencia a abarcar más de lo que puedes manejar; que sabe qué actividades te ayudan a relajarte o que posee las habilidades y conocimientos que son tan complementarios a los tuyos, que decidiste hacerlo tu persona hasta que la muerte los separe.
Por todas esas razones, emprender un negocio con mi esposo fortaleció nuestra relación.
Tratamos de no trabajar juntos, pero nos dimos cuenta de que somos una gran equipo
Nick y yo intentamos no trabajar juntos, porque obviamente sabíamos que mezclar negocios con placer podría ser arriesgado.
Pero bueno, iniciar un negocio es una de las aventuras más arriesgadas de todos modos. Nosotros decimos: ‘Ve por todo, o vete a casa’, ¿verdad?
Construimos una base tan sólida como pareja que la posibilidad de que algo, especialmente el trabajo, rompiera nuestro vínculo, parecía abrumadora.
Luego nos hicimos una pregunta importante: ¿quién más que nosotros mismos podría vender esta bebida que creamos, que no tiene alcohol, es de nicho y está hecha de vinagre de algas? Darnos cuenta de eso nos dio el coraje para iniciar un negocio juntos.
Creamos una marca de bebidas sin alcohol llamada ‘(paréntesis)’, que nació de nuestros propios viajes personales de recuperación. Nick y yo nos conocimos en una reunión de Alcohólicos Anónimos (AA) cuando ambos teníamos algunos años de sobriedad.
Esos años antes de conocernos (¡y después!) estuvieron llenos de apoyo de nuestros compañeros, terapia psicológica, y todo el trabajo para entender por qué teníamos una dependencia hacia el alcohol en ese momento.
Además de mi experiencia personal, mientras escribía un libro, pasé años investigando, estudiando y entrevistando a personas sobre cómo los patrones con los que se relacionan socialmente están unidos con su dependencia al alcohol.
Nick y yo, como muchas de las personas entrevistadas, lidiamos con agitación emocional cuando quisimos dejar el alcohol y tuvimos que establecer límites necesarios en nuestra vida.
Después de pasar por un infierno emocional una y otra vez, algo más sencillo como crear un plan de marketing juntos o debatir sobre los tamaños de las botellas ya no nos parecen problemas tan grandes.
La comunicación es clave
Individualmente aprendimos habilidades para afrontar estas situaciones de manera saludable. Muchas de ellas se resumen en una palabra: comunicación.
Aprender a comunicarnos antes de conocernos nos convirtió en una pareja fuerte; identificar y adaptarnos a nuestros estilos de comunicación individuales nos hizo excelentes socios de negocios.
La comunicación clara solo funciona cuando confías en la persona frente a ti. ¿Qué tan clara puede ser tu comunicación sin honestidad?
Nick y yo aprendimos a admitir qué tipo de relación teníamos con el alcohol y esto requería un grado alto de honestidad con nosotros mismos y con los demás, una virtud que llevamos a la esencia de nuestro negocio. Esa humildad también nos enseñó una lección aún más valiosa: está bien pedir ayuda.
Pedir ayuda es una lección de humildad
Pedimos ayuda todo el tiempo, tanto como pareja, así también como socios comerciales. Ya sea pidiendo asistencia con un proyecto, o recibiendo consejos de personas más establecidas en nuestra industria, no nos sentimos «débiles» por saber que no podemos hacerlo todo.
Sabemos qué habilidades tiene cada uno y qué habilidades necesitamos en otras personas para contratar o aprender.
Tener autoconciencia sobre lo que cada uno aporta nos ayuda a trabajar de manera más eficiente (¡y feliz!). Ser terco simplemente no funciona. Confía en nosotros; lo hemos intentado. Casi siempre bromeábamos que Nick preferiría estar cubierto de baba de madre de vinagre cuando hacía la bebida, y en cambio, yo prefería grabar un TikTok.
¿Qué es lo que puedes controlar?
El arduo trabajo que hacemos en nuestros programas de recuperación personal nos enseñó a enfocarnos en lo que podemos controlar.
También llevamos este enfoque de vida consciente a la gestión del negocio. Podemos controlar la producción de nuestro producto artesanal en lotes pequeños y la creación de planes de marketing intencionales, así que ahí es donde va la mayor parte de nuestra energía.
No podemos controlar que somos una marca independiente nadando en un mar de marcas respaldadas por capital de riesgo. Tampoco podemos controlar a quién le gusta o no nuestra bebida.
Siempre habrá marcas de bebidas con más capital y tiendas que no quieran vender nuestro producto. El truco para mantenerse (relativamente) cuerdo cuando trabajas con tu cónyuge o pareja romántica es encontrar ciertas estrategias de control para cuando la vida sucede según términos incontrolables.
Estas estrategias también conducen a formar un vínculo más fuerte como pareja.
Separa tu negocio de tu relación personal
El aspecto más importante de dirigir un negocio con un cónyuge o pareja es saber cuándo desconectar y hacer tiempo para los otros placeres de la vida. Hay noches en las que ambos nos sentimos derrotados después de un día lleno ventas bajas, o de perdernos en la burocracia del Departamento de Agricultura, que nos hace querer rascarnos los ojos.
Pero nos tenemos el uno al otro, un hermoso hogar y mascotas que nos recuerdan que ser alegres y tontos puede aliviar gran parte de lo que nos produce estrés. Aprendimos habilidades saludables para afrontar la vida.
Y tenemos una buena bebida, que nos recuerda por qué decidimos vender esto en primer lugar. Dirigir un negocio, especialmente con tu pareja, se logra un día a la vez.
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