La 4ta transformación del CONACYT: De CONAHCYT a Secretaría de Estado – El Financiero
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Hace casi 25 años llegué a trabajar en el entonces conocido como CONACYT, hoy CONAHCYT. Después de varios años en Europa gestionando proyectos en el seno de la Comunidad Económica Europea con los siempre atractivos fondos europeos, me tocó estudiar una vasta cantidad de documentos, contratos y otros asuntos legales relacionados con el financiamiento. Hasta entonces, nunca habÃa tenido que familiarizarme con todo el aparato legal de tales instancias.
En CONACYT, tuve la oportunidad de conocer a fondo todas las reformas que se habÃan implementado desde su creación en 1973, y especialmente, participar en la transición polÃtica del año 2000, que para el Consejo implicó en la incorporación y ejecución de diversas reformas orquestadas en las comisiones de ciencia y tecnologÃa de la Cámara de Diputados. Recuerdo las acaloradas discusiones que vivimos, los comentarios en la prensa y, sobre todo, la expectativa que estas discusiones generaban.
Entre otros temas relevantes, se discutÃa si la solución a nuestros problemas estructurales residÃa en aumentar la inversión del PIB en ciencia, tecnologÃa e innovación (CTI) más allá del 1%, como si fuera una fórmula mágica. Este porcentaje respaldaba el desempeño de economÃas emergentes como Corea del Sur, España y Brasil. Un tema que tuvo efectos concretos fue la creación de algunos Consejos Estatales de Ciencia y TecnologÃa, comenzando con Guanajuato, Jalisco y otros estados, incluso Yucatán, donde más tarde se convirtieron en SecretarÃas Estatales. Estas SecretarÃas se establecieron junto a las SecretarÃas de Educación, con las vicisitudes y desafÃos que ello conlleva.
Algunas de estas instancias incluyeron la âInnovaciónâ, un tópico frecuentemente mal entendido y mencionado de manera inadecuada e irrestricta por diferentes sectores y que, al final, es fundamental para la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico y el Deep Tech (incluida la Inteligencia Artificial), siempre y cuando cuente con el financiamiento apropiado, adecuado y paciente para que rinda frutos.
Este y otros aspectos resonaban entre economistas, cientÃficos preocupados e incluso filósofos de la ciencia, pero el que más nos preocupaba era la posibilidad de que el Consejo fuera elevado al nivel de SecretarÃa de Estado, como recientemente lo ha anunciado la Presidenta Electa.
Elevarlo al rango de SecretarÃa de Estado en México tiene importantes implicaciones conforme a la Constitución PolÃtica y el Código Civil de México. Esto significarÃa que su titular reportarÃa directamente a la Presidenta de México, aumentando su influencia y autoridad dentro del gobierno federal. Las SecretarÃas son partes fundamentales del poder ejecutivo y desempeñan un papel clave en la implementación de polÃticas nacionales.
Se esperarÃa, por ende, un mayor presupuesto y recursos. Como SecretarÃa, probablemente recibirÃa un presupuesto más grande y más recursos, lo que podrÃa resultar en programas e iniciativas expandidos en ciencia y tecnologÃa, alineándose con los objetivos de desarrollo nacional.
Las SecretarÃas tienen la autoridad para presentar iniciativas legislativas y decretos al Congreso de la Unión, lo que podrÃa llevar a polÃticas más sólidas en humanidades, ciencia, tecnologÃa e innovación. Esto permitirÃa una mayor integración de los avances cientÃficos y tecnológicos en la legislación y los marcos polÃticos nacionales.
Los poderes administrativos de una SecretarÃa incluyen la gestión de servicios nacionales, la formulación y conducción de polÃticas poblacionales, y la supervisión de programas de protección civil. Para el Consejo, esto significarÃa una mayor capacidad para influir en las infraestructuras educativas y cientÃficas en todo el paÃs, impulsando la innovación y los resultados de la investigación cientÃfica de manera más efectiva.
Con el estatus elevado, la nueva SecretarÃa podrÃa fomentar mejor la coordinación con otras entidades gubernamentales, instituciones educativas y organizaciones internacionales. Esto es crucial para impulsar proyectos de investigación a gran escala y fomentar la innovación a través de esfuerzos colaborativos.
Aunque el estatus de SecretarÃa proporciona más poder, también implica un aumento en la supervisión y las responsabilidades burocráticas, lo que podrÃa afectar la agilidad y la capacidad innovadora del Consejo. Además, se requerirÃa establecer âDelegacionesâ en cada estado de la República Mexicana, lo que permitirÃa implementar una gobernanza digital multinivel de manera efectiva.
Las áreas de enfoque y prioridades del Consejo podrÃan ajustarse como SecretarÃa para alinearse más estrechamente con los objetivos estratégicos nacionales e internacionales (e.g. nuevos ODSs, Global Innovation Index), lo que podrÃa impactar los tipos de investigaciones y el financiamiento a proyectos con impacto no solo institucional o local, sino a nivel nacional y de coordinación transfronterizo tanto con el norte como con el sur. Esto implicarÃa una mayor necesidad de coordinación con otras SecretarÃas y PaÃses.
La elevación de CONACYT a SecretarÃa de Estado potenciarÃa significativamente su papel en la configuración del panorama cientÃfico y tecnológico de México, proporcionándole más autoridad, recursos y capacidad para impulsar la innovación y el desarrollo nacional en cada rincón de su multicultural y megadiversa naturaleza.
Enhorabuena a la creación de la nueva SecretarÃa y mucha suerte a la Dra. Rosaura RuÃz.