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Y 651 días después, Carlos Alocén volvió a sonreír con el Real Madrid – Relevo



12:05 horas de este domingo 26 de septiembre. Juan, Andrés y Alejandro son tres amigos que aguardan a un cuarto en la puerta del WiZink Center. “Siempre llega tarde…”, se lamenta el primero. “Al menos que llegue para ver la vuelta de su tocayo”, dice el tercero. Solo cinco minutos después, ataviado con la bufanda del equipo blanco, aparece Carlos. “Lo siento, tíos, había mucho atasco y el bus se ha retrasado más de la cuenta, pero lo importante es llegar“, les dice. Y lo cierto es que esa frase es de las que más ha resonado durante la mañana en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Casi con la misma paciencia que estos amigos esperaban a su Carlos, el madridismo ha esperado al suyo, a Carlos Alocén, durante 22 meses. Y ya está aquí.

“Es que han pasado hasta dos guerras -la de Rusia y Ucrania y la de Israel y Hamás- y todo desde que Carlos Alocén se lesionó… ¡Y hasta hemos sido campeones de Europa! Pero lo importante es que vuelva y vuelva bien, sin miedo porque lo que ha pasado es una lesión chunga“, decía Andrés. Y lo cierto es que llevaba razón. Desde principios de temporada se había visto ya a Carlos Alocén formando parte del grupo de entrenamientos en algunos momentos, probándose solo y con compañeros y pulsando sensaciones, esas que no ha sido hasta hoy cuando le han hecho recibir el alta competitiva y volver a disfrutar de la que es su pasión.

Por eso, nada más entrar al WiZink, todas las miradas iban a él. Durante el calentamiento, el base estiraba en una esquina de la pista, al lado del banquillo visitante, y miraba a uno de los marcadores del pabellón. Ahí, en el luminoso, ya aparecía su nombre. “12 C. Alocén”, algo que llevaba año y nueve meses sin ocurrir. Y por eso, durante la presentación, casi como una metáfora de lo que ha sido toda la espera para volver, Alocén ha tenido que esperar hasta el final para escuchar en voz de Pedro Bonofiglio, el speaker del Real Madrid, el anuncio, por fin, de su regreso. Aunque lo más emotivo llegaría con el partido ya empezado.

Quedaban algo más de tres minutos y medio para que acabase el primer cuarto. Y todas las miradas se dirigieron al banquillo. Ahí, sentado en el primer asiento dedicado a los jugadores, tras el cuerpo técnico, estaba Alocén. Aunque no por mucho tiempo más. Chus Mateo se giraba al banquillo, lo señalaba y sonreía. Ahora, sí. Casi como si tuviese muelles en las zapatillas, Alocén rápidamente se levantaba, se quitaba el cubre y se dirigía a la mesa para pedir el cambio. Junto a él, Vincent Poirier, aunque el francés no quiso hacerle sombra.

Este era su momento. Su gran día. El de volver a sentirse jugador. Algo que no había podido hacer durante tanto tiempo. Y, cómo no, cuando llegó el instante del cambio, el WiZink Center se puso en pie. Incluso el Morabanc Andorra, el equipo rival, se giró hacia él y mostró su seña de respeto. Un gesto que demuestra que los valores del deporte van más allá de la rivalidad.

“Antes de nada quiero felicitar a Carlos por su vuelta. Ha sido una espera larga y al final se ve la luz al final del túnel. El deporte tiene estas cosas. y me alegro por él porque es un chico al que queremos mucho en el vestuario, que se ha ganado el cariño de todo el mundo y que ha peleado por volver a jugar y vestir la camiseta del Real Madrid”, decía Chus Mateo sobre la vuelta del base. Un regreso que, como el propio jugador confesó, se confirmó el pasado viernes.

Estaba un poco nervioso. Chus Mateo me lo dijo el viernes y entonces avisé por el grupo de Whatsapp que tenemos de la familia. Hoy no había objetivos. Sólo volver a pisar la pista”, reconocía Alocén tras el partido, en el que finalmente disfrutó de 7:35 minutos, dio una asistencia, anotó un punto y cazó tres rebotes. Aunque más allá de los números, lo más importante era volver y dejar atrás esas posibilidad de tener que dejar el baloncesto que en algún momento se le llegó a pasar por la cabeza.

Inevitablemente se te pasa por la cabeza. Hay momentos malos, los he tenido durante la recuperación y la cabeza a veces es un poco traicionera. He pensado muchas cosas, pero todo lo que ha dependido de mí siempre, desde el minuto uno que volvía con la recuperación, en mi cabeza solo estaba volver a jugar. Volver a sentirme bien. Pero sí que la cabeza a veces te hace pensar cosas malas, pero eso ya se fue y súper contento de sentirme genial”, confesó tras un choque que, desde luego, no se le olvidará jamás.

Porque casi con la timidez de un niño, que lo es porque sólo tiene 22 años, pero con la ilusión del nuevo comienzo, Alocén volvió a pisar el parqué. Y aunque las faltas le jugasen una mala pasada -tres antes del descanso-, lo cierto es que no tardó en despojarse, si es que lo tenía, del miedo. Primera jugada, busca el aro, saca la falta y anota uno de los dos tiros libres. El primero, el de la confirmación de que sí, ya ha vuelto. Siguiente, baja a defender como el que más. Y así, mientras el respetable coreaba su nombre, Carlos Alocén firmó su “debut”. El de la postlesión. El de la superación. Y, sobre todo, el de la tranquilidad y la emoción por haber podido volver. 651 días después. El segundo ‘fichaje’ del año del Real Madrid es base y ya está aquí. Y vuelve con una victoria ante Morabanc Andorra bajo el brazo (85-76).

Noelia Gómez Mira

Noelia
Gómez
Mira
es
especialista
en
baloncesto
para
Relevo,
donde
repasa
lo
que
ocurre
en
competiciones
como
la
ACB
y
la
Euroliga.
Ha
sido
la
segunda
mujer
speaker
de
la



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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