Pudo el Barça incluso sentenciar la eliminatoria en Nápoles, pero los de Xavi Hernández solo lograron un empate en el Diego Armando Maradona ante un flojo rival que estrenaba entrenador en la figura de Francesco Calzona y que pasa por una importante crisis de juego y resultados.
Un error de Iñigo Martínez, a quien Osimhen ganó la posición con suma facilidad, evitó la victoria azulgrana en la primera ocasión clara de los italianos, que se crecieron en el tramo final del encuentro para poner en problemas al Barça, que sigue viendo lejano su último triunfo como visitante en un partido de eliminatorias de Champions. Para encontrarlo, hay que remontarse al 10 de abril del 2019, cuando el equipo que entonces entrenaba Ernesto Valverde derrotó al Manchester United en Old Trafford (0-1) gracias a un gol en propia portería de Shaw.
Mostró el Barça sus dos caras durante el partido. Se vio una muy buena versión del equipo de Xavi en la primera media hora de juego. Con balón y sin balón. Los azulgranas presionaron al rival y dominaron el juego. Y tuvieron oportunidades claras para marcar. Meret, portero del Nápoles, evitó los goles de Lamine Yamal, Gündogan y Lewandowski. La tan criticada defensa azulgrana también estuvo muy seria. En la primera media hora y en los quince minutos finales, en los que el Nápoles tuvo más posesión. Ter Stegen no tuvo que ni intervenir. El de Terrassa había apostado por la experiencia en la zaga, dejando a Cubarsí en el banquillo, y todos cumplían, incluso un Koundé que secaba al gran peligro napolitano, el georgiano Khvicha Kvaratskhelia.
Lewandowski para el único gol del Barça ante en Nápoles / Valentí Enrich
La falta de efectividad se acabó cuando se cumplía el primer cuarto de hora de la segunda mitad. Un buen pase de Pedri y gol de Lewandowski. Criticar al polaco es un deporte de riesgo. Deberían saberlo sus ‘haters’. Quinto gol del atacante en los últimos cuatro partidos gracias a una muy buena definición.
Pero cuando todo lo tenía de cara el Barça para volver a ganar en la Champions como visitante en un partido de eliminatorias, llegó el fallo defensivo habitual, ese que tanto se ha repetido a lo largo de la temporada y que tanto ha cabreado a Xavi. Y con el empate, la peor cara del Barça. Es evidente que el equipo tiene un problema mental. Los azulgranas se desordenaron, las líneas se separaron y el peligro empezó a rondar el área de Ter Stegen, más por sensaciones y empuje de los locales que por la calidad de un equipo que navega por la media tabla de la Serie A.
Esta vez no hubo gol. Es más, fue Gündogan quien pudo marcar en el último suspiro, pero la expedición azulgrana regresó a Barcelona con la sensación de haber desaprovechado una gran oportunidad para sentenciar el pase a cuartos. Montjuïc decidirá.
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/XN2QDPKNH5C6HFOEF6IA4KQTSM.jpg)
