Balonmano

Nagy pone en órbita a un Recoletas estelar – El Norte de Castilla


Hay partidos de los que sales con la sonrisa tocándote las orejas. Son aquellos que te sorprenden, que convierten el guion en una bola arrugada lanzada a la papelera, de los que te llevan a casa lanceando pases como si fueras por la calle Alcalá de vuelta de Las Ventas. El Recoletas Valladolid hizo un partidazo, y lo mejor no fue eso, que ya es bastante, me quedó con que derribó uno de esos tópicos que sostienen que hay jornadas aburridas cuando no hay nada importante en juego; los de Pisonero no corren el riesgo de descender, ni sueñan con ocupar un podio liguero, que sí es el caso del Granollers, están en tierra de nadie, en mitad de la tabla, pero tienen el orgullo suficiente para convertir cada partido que falta en una final.

Recoletas Atlético

Nagy (p), Lima (5), Álvaro Martínez (9), Camino (1), Calle (1), Manu García (0), Toledo (8) -siete inicial-; Pipe García (p), Freitas (4), Pedro Martínez (0), Dimitrioski (3), Rosell (0), Herrero (2) y Dimitrievski (3, 2p.).

36

30

Fraikin Granollers

Rodríguez (p), Yusuf (6), Romero (2), Rey (0), Martínez (1), Urdangarín (4, 1p.), Antonio García (7, 3p.) –siete inicial-; Panitti (p), Valera (0), Reguart (0), Domingo (2), Montoya (4), Guijarro (0), Castillo (3) y Buzle (1).

  • Árbitros:
    Iniesta Castillo y García Rodríguez. Amarilla a Rama, entrenador del Granollers. Exclusiones a Toledo (2), Rosell, Álvaro Martínez; Yusuf y Rey.

  • Parciales:
    4-1, 7-4, 8-8, 12-10, 16-12, 18-14 (descanso); 20-17, 23-19, 25-21, 28-23, 33-26 y 36-30 (final).

  • Incidencias:
    Huerta del Rey. Liga Asobal. Jornada 27ª.

Otro dicho que hay que poner en cuarentena es el de quién quiere ser portero. Si me permiten un símil futbolero, todos tienen en su cabeza a guardametas que lo pararon todo y que, si cantan en la última bola, no les sirve de nada, les arruina el partido y, en algunos casos, la carrera. En balonmano es distinto porque los brazos del portero parecen destinados a ser carne picada para hamburguesas, nadie en su sano juicio les puede exigir nada cuando las maderas parecen un paredón de fusilamiento; y luego está Benedek Nagy, el meta de los gladiadores azules, que es otra cosa, le paró al Granollers 20 de sus 47 lanzamientos, un 42,5%, una barbaridad numérica, y un disparate anímico, porque muchas de sus intervenciones llegaron en momentos puntuales que sostuvieron a su equipo, en un primer momento, y lo relanzaron, más tarde. Huerta del Rey se levantó como si las butacas le dieran calambre para corear el nombre del húngaro, una, dos y hasta tres veces.

Su actuación fue tan estelar que eclipsa en cierto modo el partido de sus compañeros. Y no sería justo. El Recoletas Valladolid cuajó un partido muy completo, intenso en la defensa, con la confianza del guardián que hay en la espalda, y decidido en ataque, marcó en las penetraciones por dentro, en las aperturas por los extremos, en los lanzamientos desde lejos, incluso en acciones de picaresca, de sentirse los más listos del parquet, de disfrutar como niños con la pelota.

El Recoletas entró en el partido a todo trapo, con Afonso Lima al mando en la ofensiva y con Miguel Camino de tapón en la defensiva para atragantar con su 5-1 el tráfico del Granollers. Ventajas de 4-1 y 7-3 que le dieron aire al vallisoletano, y que exigieron todo el magisterio del legendario Antonio García, incombustible a sus 40 años; cuando a pocos minutos del final se retiró al banco, tan lastimado como agotado, la sabia afición del Huerta le despidió con una ovación. Bien merecida la tiene.

Con las primeras pérdidas azules, el tanteo se estrechó con el 7-7. Y ahí revolotearon las aspas de Nagy. Pablo Urdangarín tuvo en su zurda la bola para poner por delante al Granollers. No fue gol. Como tampoco lo fue más tarde en una contra limpia de Romero. O ya en la segunda parte a Rey, luego por dos veces a García, una de ellas desde el punto de penalti. O a Urdangarín de nuevo. O ya al final, con la afición festejando la victoria, otra vez a Romero. Los lanzadores del Vallès tuvieron que acabar la tarde frustrados.

Ese 7-7 ya mencionado se repitió más tarde con el 8 y con el 10, los únicos momentos de empate; cuando el Granollers pudo ponerse por delante surgió Nagy y sus compañeros le dieron continuidad para volver a colocar un colchón de confianza. El arranque de la segunda parte lanzó un aviso, con un rápido parcial de 0-2, hasta que Recoletas recuperó las riendas, Nagy cerró el candado, Toledo tiró de palanca y Álvaro Martínez, casi desde cualquier parte del campo, lanzó las redes para llenar la cesta y saciar el apetito de un Huerta del Rey entregado a sus gladiadores.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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