Cuando vi el trailer de La idea de tiprotagonizada Anne Hathaway como una madre soltera de 40 años que se enamora con un musico (vale, estrella del pop, pero tomemos lo que podemos conseguir) hace meses, inmediatamente me sentí visto: “Si no soy el público objetivo de esto, ¿quién es, amirite?” Le murmuré, probablemente, al perro.
Como madre soltera de 39 años que ha disfrutado de la música durante años y ocasionalmente (bueno, la mayor parte del tiempo) sale con hombres más jóvenes, era casi imposible que esta película no lo lograra. por lo menos algo bien. Esperé. Los retratos de madres solteras rara vez dan en el blanco. Por lo general, nos retratan como tristes, luchando, abrumados y solo con la esperanza de encontrar algún chico de fraternidad adulto, atractivo, de ingresos medios y de 40 y tantos años con quien sentar cabeza. Ya sabes, para salvarnos de la brutalidad total de nuestras vidas, o algo así.
Esta semana transmití la nueva película tan pronto como se estrenó en Amazon Prime y, a los pocos minutos, supe que esta representación se esforzaba por ofrecer algo diferente. En una de las primeras escenas, el personaje de Hathaway, Solène, celebra su 40 cumpleaños entre amigos y le preguntan cómo se siente con respecto a ese importante cumpleaños. Su respuesta es estar agradecida por el lugar en el que se encuentra en su vida. ¿Y por qué no lo estaría? Aunque tiene sentimientos complicados sobre el fin de su matrimonio, también está prosperando en su carrera como marchante de arte. Terminó con un matrimonio mediocre. Ella se dedicó principalmente a criar a su hijo, que está en el tercer año de secundaria y a quien llama su “persona favorita”. En muchos sentidos, su vida apenas comienza, e incluso si nunca encuentra pareja, dice que eso le parece bien.
Aunque los amigos de Solène la desvían (porque ¿quién podría creer que una mujer pueda estar satisfecha sola?), sentí esta perspectiva. De hecho, es exactamente la conversación que comencé a tener conmigo mismo de forma regular. Aunque la soledad me invade, especialmente cuando mis hijos están con su padre y estoy hojeando el canal, como vemos hacer a Solène varias veces a lo largo de la película, reduzco la velocidad y me tomo un segundo para apreciar dónde estoy. No puedo evitar darme cuenta de lo afortunada que soy. El divorcio puede no ser una circunstancia deseable. Sin embargo, a veces se me ocurre que estoy inmersa en la mejor parte de mi vida, incluso sin pareja. Tal vez incluso por qué No tengo pareja.
Anne Hathaway y Nicholas Galitzine
Estudios Amazon MGM
En repetidas ocasiones en la película vemos a Solène elegir estar sola. Ella no es una víctima de sus circunstancias. Me encantó especialmente la parte en la que le presentan a una serie de hombres aburridos y somnolientos de su edad, y casi bosteza cuando ve fotos de sus gatos. Uno todavía está enamorado de su ex esposa. Los demás simplemente no son para ella. Ella no quiere un amor mediocre. Si no es extraordinario, no lo necesita. Sí. Estoy allí con ella.
Lo extraordinario puede tomar la forma de una adorable estrella del pop feminista de 24 años de Hollywood. Pero el punto sigue siendo: las madres solteras no sólo están emocionalmente agotadas, tristes y buscan estabilidad a cualquier precio. Son valientes y complejos y, por supuesto, a veces solitarios. También suelen estar en la flor de la vida y están dispuestas a decir no a los hombres que no las desafían ni las inspiran. La película sugiere que estar solo es más que soledad. Y vaya si esa perspectiva no es necesaria.
Si estás pensando que me desvié del hecho de que la película es una historia de amor, tienes razón: lo es. Solène conoce por casualidad a la estrella del pop Hayes Campbell cuando lleva a su hija a Coachella después de que su ex se fuga (¿qué madre soltera no ha estado allí?), y comienzan un viaje romántico que a veces falta. Quería más de lo que los atraía el uno al otro, que su amor fuera creíble. Aún así, superé ese pequeño defecto rápidamente cuando me di cuenta de que la película no trata sobre enamorarse de una hermosa estrella pop feminista de 24 años (aunque eso es algo que ciertamente haría y nadie se sorprendería). Es enamorarse de estar a cargo de tu propia vida. Se trata de enamorarse de la maternidad soltera.
Si esto le parece un enfoque completamente irreal, le aseguro que no es infrecuente. Es algo que siento y sé que otras mujeres también lo sienten. Es un secreto muy bien guardado y si se revelara acabaría con un gran número de matrimonios. Toda la institución sería derrocada. Pero cállate, cállate. Merecería la pena.
Solo, estoy comprometido con el crecimiento personal. Derramo energía en mí y en mis hijos. Probablemente esta sea la razón por la que hago ejercicio los siete días de la semana sin falta y cocino cenas coloridas con más frecuencia que en cualquier otro momento de mi vida. Estoy trabajando incansablemente en mi casa, tal vez porque es toda mía. (También lo es la hipoteca, pero está bien). Hago un trabajo que amo y sonrío sin ningún motivo.
Estar sola significa que no hay nadie con quien hablar, nadie que saque la basura, nadie que me apoye a la hora de disciplinar a los niños, sí. Pero no hay ningún otro adulto cuyo trabajo deba tomar, no hay argumentos disponibles. Esto significa que estoy menos estresado y más estable. Mi energía no va a lugares donde no se merece; esto se aplica tanto a los hombres con los que quizás alguna vez no me habría conformado como a las amistades que me di cuenta de que no merecían mi energía. Como madre soltera y alguien que ha sido mío durante casi siete años, he realizado un trabajo emocional intenso. Ya no tengo paciencia para la falta de autenticidad.
Esta perspectiva, sin embargo, es un regalo. Me hace más fuerte, más trabajadora y conectada con lo que quiero. Como dijo una vez mi hija, tras el fin de una ruptura brutal, ahora, hace unos años: “Eres mucho más capaz por tu cuenta”. Y es verdad. Tal vez sea porque no hay nadie de quien depender aparte de mí mismo. O tal vez la maternidad soltera sea en realidad una lección de libertad y determinación. No es perfecto, pero hay más alegría y más pasión en este momento de mi vida que nunca.
Anne Hathaway y Nicholas Galitzine
Estudios Amazon MGM
A la sociedad le gusta pintar a las madres solteras como solteras porque nadie las quiere, o porque sus luchas son demasiado reales, sus preocupaciones demasiado abrumadoras y sus cuentas bancarias demasiado sombrías. La verdad es que las madres solteras suelen ser solteras porque aún no se han asentado. Si bien no parece una elección todos los días (principalmente porque es claramente la decisión correcta), la mayor parte del tiempo lo es, y se siente más liberador que solitario. Francamente, es reconfortante ver a una madre soltera no contenta con la pantalla. Y en la vida real, deseo que la sociedad admire a las mujeres y a las madres que eligen la soledad antes que sentar cabeza.
Esta experiencia de autodescubrimiento, una renovada sensación de asombro (no necesariamente sobre el amor, sino sobre la vida) se convierte en la lente a través de la cual el público ve a Solène. Es una transición hermosa y energizante que les ocurre a tantas madres solteras. Una vez que han pasado el duelo y han controlado su salud mental, comienzan a darse cuenta de que no están empezando de nuevo. Quizás recién estén comenzando. Hay tanta esperanza en la maternidad soltera y nadie habla de ello.
No está exento de angustia. Las decisiones de las madres no siempre son fáciles y la película también lo demuestra. La maternidad soltera no se trata sólo de hoteles y aviones privados; nadie pensó que lo fuera. Pero no todo son cuentas, llanto y búsqueda de compañía tampoco. Es la sensación de que tal vez nunca has tenido un día en tu vida hasta llegar aquí: ¿y si no termino de crecer, sino de investigar?
