Crítica de ‘Transformers: Rise of the Beasts’: la caída de una franquicia

La franquicia cinematográfica “Transformers” comenzó en 2007. “Transformers” de Michael Bay fue uno de los primeros éxitos de taquilla serios basados ​​en un juguete (y en una serie de dibujos animados de los 80). Ahora, sorprendentemente, tiene siete películas con el lanzamiento de “Transformers: Rise of the Beasts”, una precuela de “Transformers” y la secuela de “Bumblebee” de 2018 ambientada en 1987. Ambientada en Brooklyn en 1994, también se basa en la franquicia de cómics y anime “Transformers: Beast Wars”, que presentó a los personajes de Maximal, robots alienígenas que parecen bestias gigantes, no autos que cambian de forma.

tienes todo eso? Está bien si no lo hace, porque un guión de Joby Harold, Darnell Metaire, Josh Peters, Erich Hoeber y John Hoeber, con una historia de Harold, repetirá el anuncio de información relevante una y otra vez hasta que desee escuchar la “La llave Trans-Warp” de nuevo. Los conceptos básicos son los siguientes: un dios oscuro gigante y devorador de planetas conocido como Unicron necesita una llave brillante escondida por los Maximals (recordatorio, esos Beastie Bots) para que pueda tomar el control como tantos planetas como quiera. Tierra incluida. ¿Qué hace la llave? Honestamente, quién sabe, es lo único que se necesita para que los jugadores principales puedan pelear durante dos horas.

Cuando la aspirante a arqueóloga Elena (dominic fishbach) abre accidentalmente una media llave escondida en una antigua estatua de un pájaro inca y activa la baliza, los benévolos Autobots, varados en la Tierra y liderados por Optimus Prime (Peter Cullen), envían a su nuevo amigo humano Noah (antonio ramos) para recuperarlo. Noah, un veterano del ejército que busca trabajo para mantener a su hermano menor enfermizo, se pone al día con los Autobots mientras intenta promocionar el Autobot Mirage, un llamativo Porsche con la voz sorprendentemente animada de Pete Davidson. Por lo tanto, dos niños de Brooklyn deben unirse a los Autobots para evitar que Unicron y sus secuaces, los Terrorcons, que incluyen a un tipo particularmente malo conocido como Scourge (Peter Dinklage), se den un festín en la Tierra y destruyan el planeta. Se produce una acción de choque.

Las películas de “Transformers” de Michael Bay trajeron una actitud casi pagana a las carrocerías de automóviles; Es un cineasta que entiende las máquinas mejor que los humanos. En el primer par de películas (su serie de cinco películas sufrió una gran disminución de los rendimientos), hubo una cierta satisfacción sensorial en el brillo y el cromo, con un cosquilleo casi similar al ASMR cuando los clics y zumbidos de las piezas de metal se deslizaron en su lugar. , Aunque su mirada de cámara sobre la estrella Megan Fox fue elegante en el mejor de los casos y su enfoque del espectáculo mecánico de los Autobots fue innegablemente sensual.

En “Abejorro,” El director Travis Knight y la escritora Christina Hodson hicieron una excavación en las películas para adolescentes de los 80 y convirtieron el transformador amarillo en un tipo de golden retriever tierno, llenando la serie con un sentido del corazón. Ahora, el director de “Rise”, Steven Caple Jr., quien tiene la seria película independiente “The Land” y la secuela de boxeo. “Credo II” Con esto en su haber, es hora de establecerse como actor dentro de esta gran franquicia de gran éxito. No profundiza en la angustia o la mecanofilia, ya que su fuerza radica en establecer un sentido de lugar y tiempo. Las mejores partes de “Rise of the Beasts” son la evocación de Caple Jr. de la ciudad de Nueva York de la década de 1990, con la banda sonora llena de hip-hop clásico de la costa este, que incluye a Wu-Tang Clan, Notorious B.I.G., LL Cool J y Black Sheep.

Lástima que la película se desarrolla principalmente en Perú, donde Ramos y Fishback se apresuran a rastrear artefactos y códigos en una trama secundaria de Indiana Jones a medias e intentan transmitir sentimientos reales sobre sus nuevos amigos de Transformers. Los estoicos indígenas peruanos observan cómo los Autobots, Terrorcons y Maximals se enfrentan en un volcán gris y polvoriento (afortunadamente, Machu Picchu ha sufrido daños mínimos), en algunas de las secuencias de acción visualmente más suaves y superficiales de la franquicia.

Optimus Prime en “Transformers: Rise of the Beasts”.

(Paramount Pictures)

En todo momento, Optimus Prime pronuncia repetidamente alguna forma de “proteger la clave”, “obtener la clave”, “necesitamos la clave”. Se necesitaron cinco guionistas para idear esta completa tontería que tiene toda la intriga dramática y la profundidad emocional de una caricatura de “Transformers” el sábado por la mañana. “Transformers: Rise of the Beasts” se siente como una película que está en guerra consigo misma cuando Caple Jr. intenta equilibrar el trabajo de los personajes con la tradición profundamente tonta de Autobot que talentos como Michelle Yeoh recita diligentemente (ella da voz al robot águila Erazor).

Incapaz de superar esta lucha interna, esta es una película a la vez insípida y desechable. Si bien esto crea la oportunidad para un cine de franquicia más interconectado, es una bestia que debe ser sofocada.

Katie Walsh es crítica de cine de Tribune News Service.